Historia del hombre, del sacerdote Salvador López Romero

Por Oscar Maldonado Villalpando

No alcanzó a celebrarlas aquí en la tierra, se ordenó el 23 de mayo de 1959, cantó su misa en San Felipe de Jesús el 28 de mayo del mismo año; hace dos años ejercía su ministerio en la parroquia de N. Señora de Zapopan, Estadio, fue llamado por el Señor el 11 de septiembre de 2007.

Sus troncos familiares clavan sus profundas raíces en las tierras de Tepatitlán. Los López en Tequililla para el rumbo de Acatic y los Romero para el cerro de La Campana, y de plano, de los Romero de Mezcala o viceversa.

Sus padres fueron J. Jesús López Limón y María Cleofas Romero; sus abuelos paternos, Cecilio López y María Limón; maternos Pablo Romero y Petra Martín.

El matrimonio de sus padres se realiza en el tiempo de la cristera, en 1927, el matrimonio se efectuó en una casa, a escondidas, del único modo como era posible en ese tiempo.

Salvador nació el 15 de octubre de 1934, en Guadalajara, en el célebre barrio de San Felipe de Jesús; los arrojó hasta acá la avalancha de la persecución, dejaron aquellas tierras tan amables y se incorporaron a la urbe de la primera mitad del siglo XX. Sus estudios fueron por el barrio de San Felipe, en el colegio parroquial.

Eran los buenos tiempos de Monseñor Meza Ledezma, de inolvidable memoria en los contornos.

Un buen día, apenas cumplidos los 12 años, el 23 de octubre de 1945, entró al seminario y empezó a crecer “en sabiduría en gracia”, siguiendo el itinerario sacerdotal. Así fue como llegó a la ordenación sagrada el 23 de mayo de 1959.

Fue destinado para ejercer su ministerio en Ciudad Guzmán, en el seminario auxiliar, en el Santuario, como vicario parroquial de su paisano Telésforo de Alba de La Mora.

Para 1973 regresó a Guadalajara como colaborador en la parroquia de San Pedro apóstol de Zapopan. Se le encomendó la comunidad del Buen Pastor en el Vigía de donde fue nombrado párroco el 4 de julio de 1977. Ejerció un apostolado fecundo que le ganó la estimación de todas las personas.

De ahí fue trasladado como párroco de N. Señora de Zapopan, estadio, el 21 de febrero de 1988. Aquí trabajó incansablemente durante casi 20 años que le ganaron la estimación de los fieles. Un cáncer pertinaz lo iba debilitando y el 3 de julio de 2007 fue internado en el albergue trinitario para su atención. Allá iban las personas para visitarlo y brindarle su gratitud. Fue el 11 de septiembre de 2007 cuando el Señor lo llamó a su reino.

En estos días se cumplen 50 años de su ordenación, las personas lo recuerdan y elevan sus oraciones a Dios, ya que sienten que sus Bodas de Oro se celebran allá en el cielo, y ellos, con su oración y gratitud, lo acompañan desde aquí.

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