A los cuarenta

Por Juan Flores García, jofloreso@prodigy.net.mx

Seguramente habrá visto usted en revistas y periódicos, algunos artículos que se refieren al problema de hombres y mujeres mayores de cuarenta años de edad, a quienes se les dificulta encontrar trabajo en empresas particulares, y aún en oficinas gubernamentales. En realidad entendemos que este es un problema que va agravándose conforme pasa el tiempo, ya creemos que ha llegado el momento en que este problema social debe ser atendido a conciencia, que creemos sí pueden tenerla. Esta cantaleta la oíamos los de ayer, los que hoy gozamos de la tercera edad, los que del empleo vivíamos.

Podríamos llamar razón justificada “El delito de llegar a los cuarenta” ya que todos aquellos que por alguna circunstancia de la vida, al cumplir esa edad nos encontramos sin negocio propio u ocupación aparente, entonces se nos dificulta encontrar empleo. Se hablaba que por ahí de los años sesentas de la formación o una sociedad de bolsa de trabajo para proporcionar empleo honesto, en negocios que acepten a personas de 40 años de edad o más.

Era de desearse que este rumor fuera realidad, pero sobre todo que no se llegara a otra oficina burocrática más. De tenerse muy presente que lo importante en un trabajador, en la categoría que sea, es su experiencia y habilidad y que su edad no es propiamente factor contrario. Además de que los cambios de empleos son mucho más frecuentes entre jóvenes que entre personas maduras, ya que estas últimas tienden por razón natural a estabilizarse. No tomaban en cuenta los directores de empresas, que contratar exclusivamente personal joven, es correr el riesgo de adiestrarlo y perderlo después cuando ya ha adquirido cierta experiencia.

En Guadalajara abundaban las personas mayores de 40 años de edad que al no encontrar empleos adecuados, creían toparse con una “tabla de salvación” ingresando como agentes vendedores. Y así se tiene el triste espectáculo de ver a elementos bastante preparados intelectualmente ofreciendo baratijas, útiles para el hogar, en abonos. Pagamos un precio muy elevado por nuestro temor al fracaso; este es un impedimento muy poderoso para el crecimiento: disminuye progresivamente la personalidad e impide la exploración y la experimentación.

No hay aprendizaje sin dificultades y fallas. Si usted quiere seguir progresando deberá seguir exponiendose al fracaso…. toda su vida. El temor al fracaso engendra timidez, dudar de los hombres y alienta a dar la espalda al desafío. Considerando el despido del empleo al llegar a la edad de los 40, de hace tantos años como tabla de salvación trabajar como agentes vendedores. Ahora para suplir la falta de empleo se ganan la vida convirtiéndose en vendedores propietarios de su mercancía, teniendo más oportunidad de obtener mayores utilidades. Sin embargo no todos tienen la facultad de trato directo para ofrecer algunas baratijas.

Es tan grande el desempleo en Guadalajara que por radio, todos los días a una hora indicada, escuchamos por medio de una “bolsa de trabajo” que se ofrece empleo, y siguen pidiendo sean de máxima edad de 38 años y si sobrepasa esta edad, es para empleo de velador. Otra modalidad que vimos por la tele es la “feria del trabajo”.

Las empresas solicitan personal calificado y por fortuna para quien tuvo trabajo hasta llegar a la edad de jubilarse ya la hizo, pero siempre y cuando sea separado de su empleo con un sueldo bien remunerado, pero esto no todas las empresas o patrones cumplen con la ley y cuando el trabajador tiene cierta antigüedad y sin rebasar la edad de los cuarenta, busca la forma de descalificar esa antigüedad cambiándolo a un lugar de menor categoría y con un sueldo más reducido, buscando así que el empleado al sentirse desplazado del puesto que desempeñaba, se sienta ofendido y luego de un espacio de tiempo, el mismo presenta su renuncia, misma que esperaban en la empresa, fábrica o taller donde lo ocupaban para con esto perder el derecho de las prestaciones de ley.

Esta maniobra ya es vieja. Ya en los años cincuentas cuando Tepa ya contaba con algunos negocios de alguna antigüedad, se dieron casos de despido de personal sin recibir las prestaciones mencionadas, ocasionando en parte la emigración de tepatitlenses al “norte” para mejorar su forma de vida y creció en ellos la esperanza de ganar dólares, logrando arraigo en Estados Unidos.

Mientras tanto actualmente seguimos padeciendo el temor de los jóvenes de llegar a los cuarenta en cuestión de trabajo en Tepa y en todos lugares, en algunas empresas este es un viejo mal que a pesar de todo no tiene curación. Con esto decimos que así fue Tepa en el tiempo.

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