Noventa años después

Por Juan Flores García

Después de varias épocas vividas y noventa años contados y remontándonos a esos lejanos tiempos centramos nuestra imaginación; fijamos una fecha: El Sr. Cura Ramírez, observando que las torres de estilo franciscano del templo parroquial no hacían armonía con las majestuosas cúpulas recientemente construidas, solicitó licencia el 15 de marzo de 1911 para transformarlas y sin más pérdida de tiempo se inició la demolición de la pequeña torre del lado sur, la mañana del primero de mayo de ese año, iniciando la construcción de la nueva mes y medio después y, después de dos años y un mes fue concluida el 15 de julio de 1913 siendo inaugurada el 31 de diciembre de 1913.

Ese año fue de gratos acontecimientos. El 3 de abril de 1913 fue notificada la Parroquia de Tepatitlán de la designación del Exmo. Dr. D. Francisco Orozco y Jiménez, como arzobispo de la Diócesis de Guadalajara, en sustitución del Sr. Lic. D. J. Jesús Ortiz, fallecido en junio anterior en 1912. Había asumido la Arquidiócesis Tapatía en 12 de diciembre del mismo y deseando convivir con su grey, realizó un viaje de recreo por la vía férrea, en el que gran cantidad de tepatitlenses participaron y acompañaron a su nuevo pastor.

La obra espiritual de la Parroquia de San Francisco en 30 de abril de 1913, en lo relativo a asociaciones y cofradías, contaba con dos asociaciones de Nuestra Señora del Refugio, una de mujeres y otra para hombres; dos de San Vicente de Paul, igualmente distribuida; la cofradía del Divino Rostro; dos cofradías del Sagrado Corazón de Jesús, una femenina y otra masculina; la del apostolado de la Oración y Guardia de Honor, la de Animas; la Sociedad de Obreros Católicos de Nuestra Señora del Refugio; dos cofradías femenina y masculina, de la Vela Perpetua del Santísimo y una de la Santa Infancia.

La obra material avanzaba: se había terminado la construcción de la torre sur del templo parroquial, se construía el altar mayor del templo de San Antonio, se contaba con cuatro escuelas, dos de párvulos, una para niñas y otra para niños, con 150 alumnos cada una, así como dos asilos igualmente distribuidos.

El jueves primero de mayo de 1914 se había reducido a escombros la torre parroquial del lado norte y se iniciaba ya la construcción de la nueva torre, esta torre que fue terminada en más tiempo en 1923. Su costo, por lo que subieron de precio materiales y sueldos, fue el doble, 40 mil pesos; contaba don Martín que la primera tuvo un costo de 20 mil pesos.

Es muy marcado el costo de una y otra torre así como la distancia de tiempo en terminar su construcción. Sin duda que pudo haber afectado el factor económico y desinterés de los habitantes en colaborar para tan hermosa obra. Al fin terminada en 1923 se expone a la vista dando fe del arte de quien paciente y con gran amor, las construyó y tomaron la actual presencia de esbeltas torres, obra y diseño del humilde maestro de obras, Don Martín Pozos Arias.

Noventa años después del inicio de su construcción y por su natural exposición a las inclemencias del tiempo, han sufrido les hacía falta una restauración, misma que se llevó a cabo con la primera terminando su remozamiento. Esta restauración que fue tan minuciosa y artística limpieza mantuvo ocupados a los especialistas de esta magnífica obra de arte que superan en altura a las torres hermanas que lucen los demás templos de nuestro fervoroso Tepa, llamado atinadamente; la perla de los altos dueña de un conjunto de templos y un hospital que luce su hermosa cúpula primorosamente construida también por Don Martín Pozos.

Así que, contando con la buena disposición de colaboración de todos se logró la restauración de las dos torres, armonizando su belleza con el centro histórico de nuestra ciudad fecunda su aire distinguido, la cortesía de sus habitantes, de recuerdos de un pasado prospero y rico. Y así deshaciéndonos en piropos, decimos que: así fue Tepa en el tiempo.

Agradecemos sus comentarios a jofloreso@prodigy.net.mx

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