La Cristera en San Diego de Alejandría

La Cristera en San Diego de Alejandría

Homilía en el 80 aniversario de los acuerdos
de pacificación entre gobierno e iglesia (II parte)

Por Oscar Maldonado Villalpando

2.- Una acción de gracias por la paz alcanzada Hermanos: El pasado se vuelve glorioso cuando miramos lo que estuvo en juego durante la guerra religiosa de la que nuestros padres fueron protagonistas.

Se trataba del derecho inalienable de creer y amar a Dios, de bendecirlo por su amor y su misericordia. Se trataba del derecho a la práctica religiosa de un pueblo católico que no entendía su vida y su destino lejos de Dios.

Se trataba del derecho de tener una Madre Inmaculada que nos acoge y nos conduce a su Hijo, que dio su vida por nosotros. ¿Era muy difícil comprender que los soldados de Cristo no buscan los reinos de este mundo, y que si bien estamos en el mundo no somos del mundo? ¿Es difícil entender que el alma no puede estar prisionera en los estrechos muros de lo material pues tiene un destino eterno que nos convierte en peregrinos de paso por el mundo? Se admiraban los enemigos de la fe, de la valentía de muchos testigos de Cristo que morían perdonando, que ofrecían su sangre por la paz de México y el triunfo de la verdad.

Muchos de ellos, hoy santos y beatos, son la gloria de este aciago tiempo de prueba. Fueron probados como oro en el crisol y fueron hallados dignos de unirse al Mártir del Calvario y de estar ahora en los altares mostrando el camino, alentando la fe de las nuevas generaciones de cristianos.

Por eso es necesario venir a refrescar la memoria de una entrega que nos alcanzó la paz y nos ha permitido que Cristo Rey y Santa María de Guadalupe reinen en el corazón de México y en el alma de las familias mexicanas. Aquél 25 de junio de 1929 en que se abrieron los templos, se recibieron con repiques de campanas, procesiones a Cristo Eucaristía, rosarios solemnes a la Virgen María.

Días de lágrimas y de felicidad para los que sentían la nostalgia de Dios y de su Iglesia. Por eso, hoy es tiempo de acción de gracias para reconocer el heroísmo de quienes nos precedieron en la confesión de la fe.

Es tiempo de agradecer que hoy gozamos de los bienes espirituales que fecundan nuestro paso por la vida y nos orientan a un destino eterno de salvación. Por eso me parece, que no podemos olvidar que a la acción de gracias sigue el compromiso de fidelidad.

3.- Compromiso de fidelidad Hermanos cristianos del siglo XXI: ahora podernos preguntarnos, si venimos de esta herencia probada de heroica fe, ¿qué vamos a hacer con esta herencia, hacia dónde debemos encaminarnos? Los obispos de América en Aparecida, Brasil, nos señalaron que para el actual cambio de época en que estamos, los cristianos, en este nuevo tercer milenio cristiano, debemos reforzar el encuentro de fe vivo con Cristo y realizar procesos de madurez en la fe para llegar a ser testigos de los valores eternos en un mundo tan necesitado de horizontes, más allá de lo material que, si bien es necesario, no colma los anhelos del alma. Por ello, creo que el Señor nos llama a continuar profundizando en el Evangelio de Cristo que guió a nuestros padres en su tiempo, para iluminar la conciencia de las personas hoy frecuentemente confundidas por el relativismo en el que nos se distingue el bien y el mal y cada quien va construyendo su verdad a consenso o a capricho. Pero quizás, fue el Papa Juan Pablo II, amigo y padre, testigo de una fe probada y sufrida en su querida Polonia, probada como México, quien nos ha urgido a mantener la herencia con su inolvidable llamado, para nosotros hoy una consigna: ¡MÉXICO, SIEMPRE FIEL!

En la primera lectura de esta misa se nos dice que Moisés bajaba transformado de su diálogo con Dios en el Monte Sinaí, yo quiero imaginarme a los soldados de Cristo Rey y a la Iglesia de hace 80 años, transformada por la gracia de Dios, purificada y fortalecida en la fe de la que fueron testigos valientes. Nos toca ahora a nosotros ser dignos herederos de esta fe y de este testimonio, siendo miembros activos en la Iglesia, profundamente transformados por Cristo, siendo sus discípulos misioneros de este nuevo tiempo.

Conclusión Señor, Jesús, en este 80 aniversario del fin de la epopeya cristera, combate de la fe y defensa de los derechos de la Iglesia, recibe nuestra acción de gracias. Cuando visitabas a tus amigos de Betania, Martha, María y Lázaro, les llevabas tu presencia y tu consuelo.

Así nos has visitado a nuestra Patria en estos aciagos años de conflicto para traernos tu presencia y tu fortaleza. Te pedimos que seamos dignos de tu confianza y de tu amor y que ahora nos tomes como tus vasallos, tus soldados para el combate de la fe que espera sembrar tu reino, al comenzar los inciertos años del nuevo milenio. Que así sea.

Padre Maurilio Martínez Tamayo Esta homilía fue pronunciada por el señor Cura Maurilio Martínez Tamayo, originario de San Diego de Alejandría, la oportunidad fue la misa por los 80 años de la pacificación, 29 de julio de 2005. La misa oficial de apertura de cultos fue el 15 de agosto, con el cantamisa del Señor Cura José Origel, celebración en la que regreso la hermosísima imagen de la Virgen a su trono en el templo parroquial.

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