Rapidito el Grito,
porque llovía
+ El aguacero no evitó que la gente
escuchara la última de don Miguel.
+ Hasta Verónica Rentería
asistió aunque fuera pintada.
Esta vez sí pude. El año pasado tuve muchas ganas de estar en el balcón del ayuntamiento para ver desde allí a la gente gritar ¡Viva México! y ver el castillo, y todo lo demás. No podía imaginarme cómo sería esta vez ya que a juzgar por cómo adornaron la plaza… las pobres guirnaldas todas descoloridas.
Pero en esta ocasión, tuve la buena suerte de ser invitada por unos de los regidores, el señor Héctor Lozano, para asomarme y tomar algunas fotos; y la mala suerte de que justo lloviera.
Estaba en mi casa y por la tarde se largó un aguacero tremendo, yo pensé: me parece que no voy a ir a lo del Grito porque con esta lluvia no va a estar ni el loro. Pero como me habían invitado, y ya me había comprometido, entonces decidí ir aunque no fuera nadie más. Eso creía yo.
Salí con mi familia hacia el centro cuando paró un poco de llover porque con eso de que es muy difícil hallar estacionamiento, deberíamos dejar el auto a unas cuantas cuadras y de ahí seguir a pie.
Por suerte, en lo que caminamos no nos mojamos mucho y ya como a las 4 cuadras de llegar se veía imposible transitar a pie o en auto. Los que iban en auto nomás estaban casi detenidos, no podían circular y comenzaron a tocar las bocinas para ver si así se movía un poco la cosa, y los que iban a pie, tranquilamente podían hacerlo por entre los autos ya que éstos, ni en chiste se movían.
Me sorprendí al llegar a la plaza y ver gran cantidad de gente. Contentos, grupos de amigos por aquí y por allá, tomando y cantando las canciones del Mariachi Sol de América que nuevamente se presentó este año. La gente con sus paraguas, impermeables o sombreros de paja para hacerle burla a la lluvia y quedarse de todas maneras hasta el momento en que don Miguel Franco Barba diera el grito.
El año pasado escribí que al presidente le había faltado sopa, por decir que no gritó con más fuerza o con más onda, a ver qué pasaría este año.
Por la mañana me preguntaron que dónde pasaría El grito, y les dije que en “el balcón del ayuntamiento” ¡ja ja! Lo dije un poco en tono de broma porque pensé que se sorprenderían o no me creerían. Y ya me respondieron: “a ver si no se viene abajo el edificio con tanta gente que invitaron, como es el último año invitaron a medio mundo”.
En fin, logramos llegar al ayuntamiento cuando nuevamente el agua comenzó a caer, inmediatamente las personas se cubrían con lo que podían, unos se iban bajo los árboles, otros al kiosco, la mayoría bajo algunos aleros, bajo los portales o de una se iban a sus casas, más aún si iban con niños.
Subí a la planta alta y justo que me asomo al balcón, no tenía una buena imagen desde allí porque ahora sí que no se veía gente, igual me divertí viendo a un grupo de chicos que se refugiaron bajo uno de los arbolitos de la plaza y uno de ellos por hacerles una broma al resto sacudió el árbol logrando que los demás se mojaran de todas maneras.
Ya faltaba menos de media hora para que se diera el grito y casi no había regidores, los pocos que fueron llegaron sobre la hora pero al menos no faltaron.
Por suerte paró un poco la lluvia y la gente de nueva manera volvió a sus lugares; a todo esto, el mariachi siguió tocando, parecían los músicos del Titanic, uno de ellos incluso se puso a imitar a Vicente Fernández, con cejas y patillas falsas, y en la cintura una cartuchera, no sé si lo digo bien, pero es donde se pone la pistola, claro que en vez de pistola tenía una banana. Se veía muy gracioso y la gente se divertía. Lo bueno es que cantaba bien.
Comenzó el acto, se rindieron honores a la bandera y pidieron a las personas que se pusieran de pie y se descubrieran las cabezas. En eso la trompeta sonó y al mismo tiempo uno por ahí imitó a la trompeta con una corneta de plástico muy chillona. Me causó gracia y me sacó de concentración. Tuve que hacerme hacia atrás porque no quise que alguien me viera riéndome y pensara que me estaba burlando del lavro patrio, no fue así, pero sí reconozco que me tenté con la cornetita chillona.
¿Y en eso no va que empieza a llover de nuevo? El presidente recibe la bandera, la locutora presenta al secretario general quien leería el acta de hace 199 años y como es larguísima la gente comenzó a abuchear para que se apurara y dieran el grito de una vez porque ya se estaba mojando la gente.
Como no me la sé de memoria no supe si la leyó completa o no, total que todo ocurría en cámara rápida como en las películas viejas o como un disco de 33 rpm escuchado a 45, o más gracioso, me imaginaba la música de el Llanero Solitario de fondo, el presidente buscando la bandera, subiendo rápido las escaleras, el secretario leyendo el acta, la gente abucheando y el presidente que comienza: ¡Viva México! ¡Viva la corregidora doña Josefa, que viva Tepatitlán, que viva Jalisco, que viva México, que viva este y aquel y que vivamos todos! Se me hace que se saltearon algunos también.
Pero bueno, rapidita fue la cosa, soltaron unos presos, se retiró la bandera y el mariachi siguió tocando. Este año no hubo castillo pero igual comenzaron a lanzar algunos fuegos artificiales, para darle fin a este evento. La mayoría se retiró a sus casas, menos los jóvenes que siguieron con la fiesta y bien hacen.
Luego del grito en el ayuntamiento siguió una pequeña recepción para los invitados que no fueron tantos como me dijeron, éramos pocos en realidad y sirvieron tacos de varias clases riquísimos. Todo muy sencillo y tranquilo, hasta estuvo Verónica Rentería, no en persona, sino en una lona enorme del evento Señorita Región de los Altos que les quedó y que usaron para cubrir un sector y evitar que la gente se mojara.
Si hay pobreza, que no se note. Así fue el último grito, no de la moda, sino de esta administración. Muchos ausentes, lamentablemente, y mucha lluvia. Me asomé un poco por última vez y a pesar del agua la gente estaba contenta, dos muchachos abrazados cantaban en voz alta y emocionados “¡México, México, te llevo en el corazoooón!”.
0 Comentarios