Festejo patrio
Por Juan Flores García
Era el año de 1938. Regía los destinos del pueblo de Tepa como presidente municipal el Dr. Antonio González Alatorre, ya señor grande que tenía muchas cualidades.
Como primera autoridad siempre fue atento con las personas del lugar, indulgente y muy compadecido con los presos que apresaban por borrachitos, pues se usaba que por la mañana sacaran a barrer la plaza – esta siempre fue barrida por ellos, pues no había barrendero oficia -; también barrían las calles. Se acercaba a ellos para darles algunos centavos para que se compraran alguna canelita, para que mitigara tantito la cruda que les hacía efecto en su organismo con fieros estragos. Para comprarlas no se descaminaban mucho, pues las canaleras se ponían con sus puestos en la calle adoquinada de donde está la famosa antigua bonetería La Mariposa que ya desde la madrugada estaban a nuestras órdenes. Por aquellos tiempos había en la plaza árboles de naranjo que a su tiempo daban fruto, le pedíamos al jardinero que nos cortara naranjas y nos diera.
Otra gracia lo distinguía, al medio día o en la tarde, en las salidas de la escuela salíamos a las doce y a las cinco, se veía rodeado de niños escolapios, que les regalaba una moneda de dos centavos a cada uno, y mucho se podía comprar con ella, como: un buen puño de cacahuates, una grande y dulce caña de aquellas blanditas, dos buenas piezas de pan o un sabroso vaso de nieve raspada con mucho almíbar, que hacía don Pascual Cornejo en el portal, y también un mediano plato de pozole con olor a carne.
Este fue uno de los buenos presidentes que hemos tenido en Tepa. El tenía su botica que se llamaba La Salud, por la calle Real - Hidalgo -, junto al antiguo restaurante Palacio, las boticas eran los lugares donde se preparaba la medicina. Además del doctor, contábamos con los doctores Plácido Romero con su botica El Fénix, Arcadio Fernández, Cruz Blanca; Francisco M. Fernández, Pedro Torres, El Sagrado Corazón. Todas con nombres en cristiano. Había un dentista: J. Jesús Pérez Romero.
Con estos datos nos damos cuenta de los pocos servicios médicos que teníamos los más o menos diez mil habitantes que habíamos. Los colaboradores del presidente fueron: J. Jesús Padilla Aldrete, como vicepresidente. Y munícipes: Victoriano Rivera, Dr. Rafael Navarro, Tomás Gómez, Francisco González, José María Gutiérrez y secretario Eulogio Graciano. A propósito de las fiestas patrias que vivimos ese año, fueron unas de las mejor organizadas, pusieron todas sus ganas para superar a los años anteriores. Para festejar la independencia tuvimos fiesta de circo. Vino uno que se llamaba Circo Unión, que se instaló en la plazuela del tepetate, era uno de una pista, de pocos artistas pero muy buenos. Trapecistas, malabaristas y, desde luego, los alegres payasos que nunca faltan en el circo, para completar el espectáculo traían los educados animales. Caballos, leones, perritos y changuitos amaestrados; faltaban los elefantes, pues era un circo pobretón.
Por ese tiempo había dos fábricas de refresco embotellado que hemos mencionado algunas veces y lo hacían de sabores naturales, sus dueños, don Jesús Padilla Aldrete y don Jesús Navarro, competían en calidad y precio y costaban a dos centavos, esta vez, el presidente municipal regaló 50 boletos a la misma cantidad de niños para entrar al circo, a su vez tomamos refresco gratis que regalaron los dos señores, Padilla y Navarro, como regalo de las fiestas patrias a los que estábamos en la función. El dueño de este circo, que actuaba en todos los actos de espectáculo, se llamaba Jesús Fuentes y actuaba toda su familia. Actualmente, este que era chico es de tres pistas y se conoce como el de los Hermanos Fuentes.
Siguiendo con la celebración Septembrina, ese año hubo más lucimiento. Se organizó una gran verbena, donde participaron nuestras bellas damas de la sociedad, que lucían el tradicional traje de colombina confeccionado en gasa de color salmón con adornos negros.
Los puestos de vendimias lucían muy patrióticos, formados con carrizo y adornados con cadenas y banderitas de papel de china. Nunca faltaba el registro civil para casar a los jóvenes que escogían a su dama o novia. La cárcel para que, algunas damas vestidas de policía se llevaran a los jóvenes que no salían si no pagaban la multa – cooperación -.
Así se celebró en ese año en uno de los días de las fiestas de ese especial año con los regalos del presidente municipal, el Dr. Antonio González Alatorre, que participó con su pueblo en la celebración del aniversario de nuestra independencia, que hoy lo hacemos sin la presencia de nuestra elegida reina de las fiestas patrias que lucían sus galas. Con la añoranza de aquellos ayeres, decimos que, así fue Tepa en el Tiempo.
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