Pórtico

Expectantes

Divide seis meses de preparación para tres años de resultados.

Si hay una palabra que defina el ambiente político de Tepatitlán, puede ser “Expectativa”. Casi todos los comentarios políticos tienen referencia con las dudas que provoca la falta de claridad o definición de nombramientos de lo que será la siguiente administración.

Todos parecen entenderlo, menos el equipo entrante. ¿Y qué de extraordinario puede tener ahora saber quiénes van a co-gobernar en Tepatitlán? Pues nada, que tras quince años consecutivos de certeza. Tras el triunfo de Cecilia, lo único cierto es que nada va a ser igual. Podrá ser mejor o peor, ahora no lo sabemos, pero sí estamos ciertos que será diferente. Es ya diferente porque en los últimos quince años, tras las elecciones, ya sabíamos quién iba a participar en las decisiones del gobierno.

Los mismos nombres aunque en diferentes posiciones. Fueran buenos o malos, sabíamos quiénes formarían el siguiente gobierno. Ahora no. Con Cecilia sabemos quiénes serán regidores, pero no quiénes ejecutarán los programas.

No sabemos si tienen siquiera programas. De eso ellos no han hablado. La lógica priísta ahora parece no dar nombres para no “gastar” a los funcionarios. La lógica de alternancia no funciona así. Sobre todo porque los resultados le serán exigidos a Cecilia y su equipo casi desde el primer día. La expectativa de cambio es tan amplia que corren el riesgo de cubrir los deseos creados por la crisis, el desgaste del PAN-Gobierno y esos pretextos que la gente tuvo para girar la tendencia electoral del pasado 6 de julio.

El próximo Ayuntamiento no la tiene fácil: Están obligados a dar resultados, sepan o no; tengan dinero o no, haya crisis o no, con experiencia o sin ella. Eso fue lo que ofrecieron, eso es lo que deberán cumplir. Que el cambio sea realidad. Esos deseos de empleo para sí o para algún familiar.

Esa esperanza en no ser sometido por la inseguridad, por las extorsiones, por los robos a domicilio. Esa fe en ser atendidos bien y de buenas por los funcionarios. Esas respuestas esperadas con oportunidad cuando se presenta un proyecto o una propuesta. Ese alumbrado en la calle del barrio.

El agua sin lodos y suficiente en la casa. Transporte ágil y eficiente. Vialidad menos hostil y con mayor respeto a los demás. Atención a la pobreza. Caminos rurales, hospitales en Delegaciones, trabajo en el campo, precios competitivos de los productos de casa. De todo eso tendrá Cecilia y su equipo qué hablar y dar respuestas.

Del equipo que le rodee dependerán las esperanzas rotas o los deseos cumplidos entre la gente del pueblo. Si los priístas están esperando que el pueblo les de meses o años para cubrir las expectativas, se están equivocando. Ofrecieron hacer realidad el cambio. El pueblo les tomó la palabra. Ahora tienen qué hacer realidad el cambio, comenzar desde ahora a hablar de propuestas, de acciones, de hechos. De ese tamaño es la expectativa creada. De ese tamaño es la apuesta por conocer al próximo equipo.