Buenos amigos, malos amigos

Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

Cuentan que cierto día un hombre, su caballo y su perro caminaban por la calle.

Después de mucho caminar, el hombre se dio cuenta que su caballo y su perro habían muerto en un accidente. Es que a veces los muertos tardan un tiempo antes de darse cuenta de su nueva condición.

La caminata era muy larga, cerro arriba; el sol estaba muy fuerte y ellos estaban cansados y necesitaban desesperadamente agua.

En una curva del camino divisaron un portón magnífico, todo de mármol que conducía a una plaza pavimentada con bloques de oro; en el centro de ella había una fuente de donde emanaba agua cristalina. El caminante se dirigió al hombre que en una caseta custodiaba la entrada.

-Buen día -dice él.

-Buen día -respondió.

-¿Qué lugar tan lindo es éste? -preguntó.

-Esto es el cielo-fue la respuesta.

-¡Qué bueno que llegamos al Cielo! Tenemos mucha sed-dijo el hombre.

-Puede entrar a beber agua cuando quiera -dijo el guardia, indicando la fuente.

-Mi caballo y mi perro también están sedientos.

-Lo lamento -dijo el guardia-, aquí no se permite la entrada de animales.

El hombre quedó desconcertado, pues su sed era grande. Pero él no estaba dispuesto a beber dejando amigos con la sed. Así que prosiguió su camino.

Después de mucho caminar cerro arriba, con la sed y el cansancio multiplicados llegaron a un sitio cuya entrada estaba señalada por una puerta vieja semi abierta. La puerta conducía a un camino de tierra, con árboles a ambos lados haciendo sombra. A la sombra había un hombre acostado.

-Buen día -dijo el caminante.

-Buen día -dijo el hombre.

-Tenemos mucha sed yo, mi caballo y mi perro.

Hay una fuente entre aquellas piedras -dijo el hombre- Pueden beber cuanto quieran.
El hombre, el caballo y el perro fueron hasta la fuente y saciaron su sed.

-Muchas gracias -dijo al salir.

Vuelvan cuando quieran -dijo el hombre.

-A propósito- dijo el caminante, ¿Cuál es el nombre de este lugar?

-El Cielo - respondió el hombre.

-¿Cielo? Pero si el hombre de la caseta de más abajo, al lado del portón de mármol, dijo que ése era el Cielo.

-Aquello no es el Cielo, eso es el Infierno.

-Pero entonces -dijo él caminante-, esa información falsa debe causar grandes confusiones.

-De ninguna manera -respondió el hombre-. En realidad, ellos nos hacen un gran favor, porque allá quedan las personas que son capaces de abandonar sus mejores amigos.

¿Qué importante es la verdadera amistad!

Aunque en esta historia se trata de animales amigos, sin embargo entre los humanos vamos descubriendo que hay amigos buenos y amigos que en vez de ayudarnos nos perjudican mucho con sus malos consejos o malos ejemplos.

Ojalá que los papás y mamás sepan ayudar a sus hijos o hijas a saber distinguir cuando alguien los beneficia o los perjudica para que se alejen las malas amistades.

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