Siete Días


La casta

En Tepa nos sentimos la mamá de los pollitos, o más bien de las pollitas, pues en esta ciudad hay mucha producción de huevo y éste lo ponen las gallinas. Viene alguien de fuera y la vemos con recelo y hasta la insultamos sin conocer ni haber tratado a la persona fuereña, tan sólo porque no nació en Tepa.

Incluso los que no nacimos en este lugar pero ya llevamos viviendo varios años en esta tierra roja, a veces nos sentimos tan alteños como el que más y llegamos a despreciar a aquellos que como nosotros, no somos de aquí; quizá porque en nuestro momento también sufrimos el rechazo (y todavía de vez en cuando nos recuerdan que “tú ni de Tepa eres”) y entonces buscamos con quien desquitar lo que alguna vez padecimos.

Que porque ése es prieto y chaparro, lo discriminan. O si alguien de fuera viene a esta tierra y le va bien económicamente se dice cualquier cosa: que lava dinero, que nomás viene a llevarse los recursos que los alteños producen, etcétera.

El muchacho que se quiere casar y lo anuncia a sus padres, para que estos indaguen el origen de la novia, quiénes son sus padres, abuelos, bisabuelos, qué apellidos tienen todos ellos…

-Que son González de la Gonzala y la Gonzalera. –Dice el novio cuando le preguntan del origen de la futura familia política.

-¿Pero cuáles González, los de Pepito o los de Juanito? –Inquieren los padres de nuevo, todo por cuidar que el apellido propio quede unido a uno de verdadera y decente sangre alteña; no importa que quizá resulten ser parientes lejanos los futuros desposados, ya que es mejor eso que engancharse con algún desconocido no perteneciente a la casta venida desde tierras ibéricas y celosamente preservada por sus descendientes.

Y lo peor de todo esto es que no nos conformamos con pensar y actuar así con la gente de fuera, sino que creemos que en otros lados son iguales o peor y de alguna forma nos autoprotegemos tratando hostilmente a los foráneos. “Si aquellos piensan que los alteños somos tercermundistas, creídos, odiosos e hijos de puta, pues hay que tratarlos igual o peor, antes de que digan algo, después de todo ellos sí lo son y nosotros no”. Es lo que piensan varios y lo ponen en práctica sin provocación de por medio.

Afortunadamente esa mentalidad arcaica está quedando en desuso. Tepatitlán y su gente se vuelve cada vez más receptiva con los que vienen de fuera y les dan la mano y forman grandes lazos afectivos con aquel que demuestra que tiene buena voluntad y buenos sentimientos. Los que siguen pensando a la antigüita poco a poco su círculo se estrecha.

Muchas gracias a todos a los alteños y tepatitlenses que desde el principio han tendido su mano y abierto su corazón a mis papás, hermanas, un servidor y ahora a mi esposa. Ustedes nos han hecho sentir como en nuestra casa que es Tepa. Y a los que desde el principio nos han mostrado rechazo y mala cara, nos han insultado, atacado y calumniado, también les agradezco, pues supongo que alguna función tienen en este mundo, como la tienen las cucarachas, moscas y demás bichos ponzoñosos y desagradables.

Por cierto, si a alguien le gusta ir a ver actuar a grandes artistas como Marco Antonio Solís, Vicente Fernández, entre otros, puede ir a verlos a lugares cercanos como Jalostotitlán o Zapotlanejo en estos días, porque si se espera a las fiestas de abril todo apunta a que el palenque de Tepa de nuevo será un mega fraude y de pésima calidad.

Rogamos por la salud del ex regidor Héctor Lozano. Esperemos verlo pronto por acá atendiendo sus negocios, siempre con su fina personalidad.

Publicar un comentario

0 Comentarios