La paciencia todo lo alcanza

Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com


Cuentan que una aldea en Etiopía, un hombre y una mujer, viudos, aunque jóvenes, deciden formar juntos una nueva familia.

Pero hay un problema: el hombre tiene un hijo de corta edad, que no ha superado aún la muerte de su madre. La nueva esposa le prepara platillos especiales, le confecciona bonitas prendas y se comporta siempre amablemente con él, pero el niño, ni siquiera le dirige la palabra.

La mujer acude a un consejero y le dice:

-¿Qué puedo hace para que me hijo me acepte como madre?

-Me tienes que traer tres pelos del bigote de un león– le dice el sabio a la mujer.

La mujer se va preocupada, preguntándose ¿Cómo le podía sacar tres pelos a un león sin ser devorada?, pero decide intentarlo por el bien de su familia.

Cuando al fin encuentra al león, guarda un distancia prudencial, temerosa de acercarse.

Permanece largo rato observándolo de lejos. La espera se hace interminable. Hasta que la mujer decide ofrecerle comida.

Después de acercarse un poco más, le deja un pedazo de carne y se aleja. Y cada día hace lo mismo.

Poco a poco, el león se acostumbra a la presencia de la mujer, hasta que ésta pasa a formar parte de su vida. Un día cuando el león esta dormido, le arranca los tres pelos del bigote, sin problemas.
Pero antes de llevarle los pelos al consejero, comprende que su problema estaba resuelto:
HA ENCONTRADO EL VALOR DE LA PACIENCIA.

Como al león, debe acercarse al niño poco a poco, esperando fielmente, respetando su actitud y su territorio, hasta conquistar su corazón con su paciencia.

Que importante es tener la virtud de la paciencia en los distintos momentos de cada día.

Cuando nos desesperamos y queremos que todo se logre rápido y sin mucho esfuerzo, lo único que conseguimos son angustias, tristezas y desesperaciones.

Por eso Santa Teresa de Jesús decía: “Nada te turbe, nada te espante, Dios no se muda. La paciencia todo lo alcanza; quien a Dios tiene, nada le falta. Sólo Dios basta”.

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