Presidente de partido
Por Ana Paula de la Torre Díaz
Estuve pensando, ¿Qué hace un presidente de partido? En cualquier nivel un presidente de partido se encarga de la estrategia electoral, es decir, posicionarse. Dejar en claro en los medios su posición como grupo y perspectiva de la realidad nacional; siempre con una mira electoral.
Hay posturas. En realidad esas son las que nos diferencian a unos humanos de otros, qué posturas decidimos tener ante las situaciones. Pueden ser pesimistas, optimistas, neutras, pacíficas, violentas, etc.
La postura de uno también tiene que ver con la actitud, y por tanto con las respuestas que recibimos del entorno ante dicha actitud. Ésta viene detrás de una cosa muy maravillosa: la libertad de decisión.
Si bien nuestras posturas están influidas por nuestro carácter y creencias, también pueden ser mejorables a lo largo de nuestra vida conforme vamos aprendiendo.
Lo cierto es que hay mejores posturas que otras. Mejores en el sentido de que existen algunas menos dañinas que otras; por lo menos para el exterior, para ese que no somos nosotros.
En Guerrero esta semana ocurrió algo lamentable, un militante del partido perredista fue atacado por un grupo de más de veinte jóvenes que lo golpearon y mandaron al hospital cuando quiso impedir que quitaran publicidad del PRD en acto vandálico. Las elecciones en Guerrero que serán el 30 de enero han estado marcadas por campañas de descalificación que en el fondo lo único que provocan son situaciones como la anterior.
La reforma electoral aprobada en 2007 en la pasada legislatura, intentó eliminar todo descalificativo en contiendas, por lo tanto sancionarlo. No hay blancas palomitas ni negros endiablados totales. Todos sabemos que Calderón llegó al poder por una campaña de descalificación para AMLO. A casi dos años de las elecciones presidenciales los presidentes de partido nacionales cambian y eligen sus posiciones. Una puede ser la de la mesura y otra puede ser el aprovechar que la ley electoral no contempla a los líderes de partidos como candidatos tal cual y por tanto no se haya prohibido la descalificación en ese rubro.
Si Moreira, presidente que tomará posesión en marzo del tricolor, continúa con la serie de descalificaciones que desde principios de enero ya empezó, provocará un ambiente de polarización que no sólo frenará reformas importantísimas en el congreso como la laboral y la reforma política que muchos de nosotros ansiamos. Sino que sentará las bases para que puedan suceder en las próximas contiendas presidenciales, cosas como la que acaba de suceder en Guerrero, sumado al clima de violencia que ya impera en todo el país y que no tiene nada qué ver con lo electoral.
Tanto Moreira debe propiciar un ambiente sano, así tanto el PAN no debe responder a las agresiones como lo hizo Lujambio con el "cavernario" que le lanzó a Humberto (después de que Moreira cuestionara con datos dudables la gestión de la SEP).
Aprovechar lagunas en legislatura electoral que quedó en la reforma hace tres años es dañarnos a todos en un momento en el que si los presidentes de partido vieran más allá de sus soberbias podrían reconocer el daño que hacen causando un ambiente más hostil del que ya existe. Increíble que no lo vean, Guerrero ya está de ejemplo. Con todo y su cultura salvaje. Lo anterior fue provocado por cultura de descalificación.
Aborrezcamos las descalificaciones por que sólo generan odio, y el odio nubla hasta las mejores intenciones.
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