Hay que saber descubrir a Dios



Por el padre Miguel Ángel


Un joven solicitó trabajo como operador del Código Morse; encontró a una oficina grande y ocupada, llena de ruido, incluyendo el sonido del telégrafo, en el fondo un anuncio en el módulo de recepción indicaba a los solicitantes a llenar una forma y esperar hasta que se les llamara a entrar a la oficina interna. 

El joven llenó la forma y se sentó junto con otros 7 que también estaban esperando su turno. Después de unos minutos, el joven se paró, cruzó el cuarto y fue hacia la oficina interna, y se metió. Naturalmente los otros solicitantes se preguntaban qué estaba pensando, murmuraban entre sí que no habían llamado a nadie todavía. Asumieron que el joven que había entrado había cometido un error y sería descalificado. Dentro de pocos minutos, sin embargo, el gerente acompañó al joven fuera de la oficina y dijo a los demás solicitantes "Caballeros, muchas gracias por venir, pero el puesto ya está ocupado". Los otros empezaron a comentar el uno con el otro, y uno de ellos preguntó, "Espera un minuto, ya no entiendo. El fue el último en venir, y nosotros ni siquiera tuvimos oportunidad de ser entrevistados. Sin embargo a él le dan el trabajo. No es justo" El gerente dijo, "Lo siento, pero los últimos minutos mientras estaban sentados allí, el telégrafo les estaba mandando un mensaje en Código Morse que decía: "Si entiendes este mensaje, entra, el puesto es tuyo. Ninguno de ustedes lo escuchó ni lo entendió". Este joven sí. El trabajo es suyo. Estemos hoy atentos a escuchar el mensaje de Dios...

El mensaje de Dios lo podemos descubrir en muchos lugares y de distintas maneras.

Hay personas que piensan que los acontecimientos son pura casualidad, pero hay que darnos cuenta de que no son casualidades ni chiripas, sino que es Dios el que obra en todo y no se mueve la hoja del árbol sin la voluntad de Dios.

Si tenemos humildad y confianza en El, podremos ir descubriendo tantos mensajes que nos quiere enviar a través de cosas tan sencillas como la muerte de un amigo, la sonrisa franca de un niño el el llanto amargo de una viuda.

Publicar un comentario

0 Comentarios