La Primavera está a la puerta
+ Una tierra árida y reseca
florece prodigiosamente
Por Oscar Maldonado Villalpando
En el paraje desolado, gris, polvoriento,
inerte y desprovisto, ¿de dónde surge aquel vivo color dorado, amarillo
intenso, que orla los mustios huizaches?
¡Quién iba a pensar, quién iba a esperar
tal cosa! Hace tanto tiempo que pasaron los días del agua. Han venido los fríos
a adormecer toda señal de vida en los llanos, han silbado los vientos entre las
ramas espolvoreando la vestimenta de los huizaches, que desnudos muestran sus
miembros, sus brazos, sus dedos expuestos. Toda señal de vida se concentra, se
hunde, se oculta… aquel verde glorioso se ha ido.
Y de pronto, los vientos soplando, han
ido pintando las mil puntas, las mil ramas del humilde huizache, haciendo un
prodigio increíble de belleza, color y esperanza. Copos y copos, ramas y ramas
vestidas de fiesta, esperando ya el tiempo, la estación, la solemnidad de la vida.
El arbusto adivina, augura, predice y sentencia que la vida ha de
recomenzar en breve, sin otra evidencia que su fe, que su fuerza interior…
¡La primavera está por llegar! El
cenzontle se afana, como aparición, casi imperceptible, porque en unos días, en
marzo, del huizache saldrán los reclamos pidiendo alimento para los polluelos.
Nuevamente la vida está aquí, otra vez, con el favor de su Señor.
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