El pan



Por Pablo Cruz Madrigal

Exquisito pan, herencia de nuestros ancestros,
tradicionalmente con dorado trigo entero preparado.
Panadero con manos de artista que a la masa simple
en un manjar negruzco, apelmazado y nutritivo convierte.

Irresistible tu aroma al amanecer,
cuando de los hornos sales, para gusto dar a pobres y ricos.
Con manos diestras, el panadero se transforma en artista,
para hacer de una simple masa, una obra de arte.

¿Pero qué te han hecho alimento de los dioses?
que la industria y la avaricia en pan blanco te han convertido,
un frijol negro nutre más, que un kilo de tu suave y esponjoso cuerpo,
y poco a poco envenena al pueblo entero.

Los cuatro naturales productos de la sabia mezcla,
de harina, levadura, agua y sal,
ahora las máquinas que te amasan,
con letra microscópica,
publican los numerosos ingredientes de que estás hecho.

Entre los dobleces de su empaque lleno de gas, dice: "este producto contiene
conservadores, aditivos, saborizantes, colorantes, texturizantes, espesantes,
antioxidantes, blanqueadores y estabilizadores", sin contar las grasas saturadas,
azúcares refinados y otras porquerías que alteran a nuestro organismo, para ocasionar
colitis, migraña, obesidad, diabetes, cáncer, esquizofrenias
y otras enfermedades impronunciables.

Qué orgullosas las transnacionales,
por colocar a los habitantes tercermundistas,
en el primer lugar de obesidad,
aunque los niños desnutridos estén.
Qué triste campeón sin medalla ni gloria.

En cambio, qué prácticos y qué llamativos colores tienen,
las envolturas y los pastelillos que ni los perros se comen.
Si en otros países, su consumo está prohibido por el daño que hacen,
¡por qué chingados aquí, hasta en las escuelas las venden!

Comodidad que sale cara. ¡Maldita comida industrial!,
que poco a poco a los mercados desaparecen,
pero los Oxxos como plaga, se están multiplicando.
Comida rápida, refrescos, papitas, coloridos dulces y demás comida chatarra,
con perdón de la chatarra que se recicla y vuelve a ser útil,
son comparsas, que nos ponen mal nutridos pero panzones.

Pobre pan, de qué sirve a diario en oraciones te invoquen,
si en este paraíso perdido,
Dios billete verde y santos funcionarios corruptos,
hacen el milagro de llevar,
el pan nuestro de cada día, a la mesa, trabajo y transporte.
Y hasta un jueguito de premios nos dan,
para que, como a Firuláis, nos tengan contentos.

Seguro huérfanos y con descendencia asistida son,
los empresarios chatarreros,
porque sólo así se explica que veneno produzcan
sin remordimiento alguno.
¿Por qué no comen ellos sus porquerías?
¿Por qué seguimos pagando por enfermarnos?
Simplemente, porque no tenemos los huevos y la sabiduría

de nuestros antepasados.

Publicar un comentario

0 Comentarios