Por Pbro. José Arturo Cruz Gutiérrez
“¡Y no volviendo donde Herodes, volvieron
a su tierra por otro camino!”
Esta festividad
no es tan fuertemente celebrada aquí en las tierras jaliscienses. Sí se
celebra, pero su éxito está más bien orientado hacia el sur del país,
comenzando por el estado de Michoacán y terminando hasta Quintana Roo.
Aquí en la ciudad hay una comunidad parroquial que está encomendada al
patrocinio de estos santos, precisamente en el poblado de Cajititlán.
Tradición antigua
Con motivo de las
fiestas patronales, la temporada diciembre – enero se convierte en la mejor
momento para visitar la localidad. Cajititlán, dueña de una tradición
milenaria, ha sido escenario de las reuniones que actualmente citan los patronos
de la población. Anteriormente los gobernantes indígenas, convocaban a los
pueblos amigos a celebrar la cosecha del maíz y agradecer a sus dioses, la
abundancia de productos que les enviaban para satisfacer las necesidades de
alimento.
¿Cómo se representa?
Hay grupos representativos de los
pastores que visitaron junto con los magos de oriente el pesebre de Belén, de
los cuales los personajes más sobresalientes siguen siendo: el ángel, el
diablo, la tentación, el ranchero, el ermitaño, la Gila y el Bartolo. Estos se
presentan el día cinco de enero por la noche y la madrugada del día 6, los
grupos que no pueden asistir en estas fechas lo hacen el siguiente domingo.
Recorrido de los
reyes por el lago
El día 7 de enero se realiza el paseo de
los Santos Reyes por las principales calles del pueblo; al llegar a la calle
Ejido se embarcan las imágenes y una comitiva para recorrer por las aguas la
ribera de San Juan Evangelista, San Lucas, Cuyutlán y Cuexcomatitlán.
Desembarcando en la plaza del pescador para de allí regresar a su Santuario. El
tiempo de duración de esta procesión es aproximadamente de cuatro horas.
Detalles
Una multitud
estimada en dos millones de personas visita Cajititlán durante los nueve días
que duran las fiestas patronales de los Santos Reyes. Desde el 31 de diciembre,
peregrinos de varias partes de la República arriban en grandes cantidades a la
población de Cajititlán, a orillas de la laguna del mismo nombre y dentro del
municipio de Tlajomulco de Zúñiga. Pero sobre todo la fiesta tiene una gran
afluencia de visitantes de los estados colindantes con Jalisco.
Una gran devoción
Largas e
interminables filas de peregrinos se forman postrados para que sobre de ellos
pasen las tres esculturas, que se cargan en hombros, con el objeto de recibir
bendición. Al lado del grupo de feligreses, algunas personas caminan descalzas
sobre las accidentadas calles del pueblo en agradecimiento por un milagro
recibido. La banda de guerra, danzantes con disfraces y máscaras tradicionales,
banderas mexicanas y estandartes de los Reyes Magos anunciaron la llegada de
los aclamados personajes, presentándose entre aplausos, cánticos y fuego
artificiales. Mientras los Reyes bajan las escaleras de la iglesia, los fieles
forman una fila hincándose para que las figuras religiosas pasaran sobre sus
cabezas recibiendo así la gracia de éstos.
Más sentido en el centro y sur
Aunque
litúrgicamente la Navidad concluye con la solemnidad del Bautismo del Señor,
muchas veces la Epifanía pasa desapercibida en su sentido más profundo. En la
tradición de algunos pueblos (sobre todo del Centro y Sur de México) se tiene
por costumbre dar juguetes a los niños.
Cajititlán,
comunidad de fe
Es así como en ciertos lugares, en donde
el concepto ha ido más allá de una llana historia, hay una devoción extrema,
como es la comunidad de Cajititlán en el municipio de Tlajomulco, donde ahí se
les rinde un intenso culto al grado de que los fieles depositan su fe,
esperanza y amor en las tres figuras de los reyes magos. Grandes multitudes de
devotos arriban a Cajititlán, con el impulso de cumplir la manda en
agradecimiento a un “favor” recibido de los “santos reyes”. Lo que es cierto es
que los magos han permanecido en la tradición popular hasta nuestros días como
los tres reyes que traen regalos a los niños buenos o les dejan un carbón a los
que no han sido tan buenos durante el año.
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