Demanda





¿Cuánto quieres por tus ganas?

 Ahí viene abril.
Cada año es la misma historia y, este no tiene por qué ser la excepción.
 Las fiestas, los bailes, el palenque, la expo, el teatro de pueblo (si de o no del); la minicorrida toros y el macrorecorrido del Señor de la Misericordia. Todo será igual.
 A la pregunta expresa hecha a los organizadores de por qué insistir en traer a los mismos artistas, la respuesta fue simplona: “porque es lo que la gente quiere”.
 No se sustenta con claridad ni contundencia el dicho, pero, suponiendo que tienen razón los organizadores de la pachanga, ¿entonces la demanda marca la tendencia de la demanda?
 Cualquier persona con sentido común, creería que la demanda hay que cultivarla. Que no se puede tener público que ame la música clásica si nunca, o casi nunca, hay eventos de música clásica. Pero –en la óptica de los fiestaorganizadores- Tepatitlán no podrá salir nunca de los bailes gruperos, de la música de banda. Si no es negocio, no habrá cambios en los carteles.
 Esa óptica es entendible en boca de empresarios, de concesionarios; ¿pero en visión de Gobierno?, si así fueran las cosas, que sólo hay que hacer lo que ya se probó que funciona, entonces, no deberían hacer el Certamen de Belleza, pues ni funciona, ni deja dinero ni sirve para promover la belleza, ni la cultura ni el turismo.
 En los últimos años, hasta la exposición ganadera ha tomado una fuerza extraordinaria gracias a las presentaciones gruperas o de bandas musicales. Lo último que se explica en ese evento es: ¿cómo se selecciona una vaquilla campeona?, ¿de qué sirve ganar el galardón de semental del año?, ese es tema que no trasciende, por tanto, de seguir esa tendencia, en unos años, la expo ganadera tendrá que volcarse, sin lugar a dudas, en la expo-grupera, fiesta tequilera.
 Cada año, si hurgamos en los archivos o hemerotecas, hablamos de lo mismo y no pasa nada. Partidos van y vienen y sigue lo mismo. Podríamos revisar el programa de la feriabril 1998 o 1992, al compararlo con lo ofrecido en esta última edición, encontraremos que es ¡Prácticamente lo mismo!; aquí se detuvo el tiempo, seguimos con visión, con mística, con resultados de pueblo.
 Y tal vez eso seamos, tal vez no merecemos más que ir a la plaza a ver el castillo por la noche, aunque los baños públicos estén junto a la freidora de las papas que nos venden en los cientos de carritos que brotan como hongos en agosto.
 Pero no, tampoco somos un pueblo, porque los precios de los “festejos” son similares a las “grandes ciudades”, pero sin los mismos ingresos salariales.
 En lo que todo sigue igual, además del programa, es en los resultados económicos y la forma íntima en que se distribuyen las concesiones de la infraestructura de la ciudad durante las dos semanas más ruidosas de Tepatitlán.
 En fin, que cada quien hable como le vaya en la feria…

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