Hay que saber que Dios nos ama



Por Oscar Maldonado Villalpando

Esta propuesta de la diócesis de Guadalajara obedece al objetivo planteado en el proceso pastoral y hace referencia a las prioridades: El anuncio del kerigma a todos y la formación integral.

Los temas claves son:
1.- Dios te ama como Padre amoroso.
2.- El pecado rompe nuestra amistad con Dios.
3.- Jesús nos ha salvado del pecado.
4.- La Conversión: aprender a ver como Dios ve.
5.- Vivencia de la vida cristiana en comunión y participación.
Objetivo: Propiciar en los participantes, la conciencia no solo de saber que Dios los ama, sino que sean capaces de experimentar el amor salvador de Dios que los ama gratuitamente y de manera personal e incondicional.
Oración: Padre, me pongo en tus manos, haz de mí lo que quieras, sea lo que sea, te doy gracias. Estoy dispuesto a todo, lo acepto todo, con tal que tu voluntad se cumpla en mí, y en todas tus creaturas, no deseo nada más, Padre. Amén.
Ver con los ojos del Padre
Dios es un Padre que nos ama a todos y lo demuestra a cada momento. Su amor es efectivo (no solo afectivo) Un amor que actúa, que crea, que da vida, que sostiene, que se traduce en hechos concretos. Él nos ha regalado el don de la vida y nos la sigue regalando día a día, dándonos salud, una familia, un trabajo, un mundo donde vivir.  Nada de lo que hemos recibido lo hemos merecido antes, lo hemos recibido gratuitamente por amor. No nos ama porque nosotros seamos buenos, sino porque Él es bueno. Su amor es gratuito: nosotros no hemos hecho nada para merecerlo Nos ama sin esperar nada a cambio, simplemente es preciso darnos cuente de ese amor y dejarnos amar. Por último, este amor es personal. Nos ama a cada uno de nosotros individualmente, nos conoce hasta lo más profundo y nos dice que somos valiosos para Él.
La persona cada vez más es consciente, que una de las necesidades básicas de todo hombre es ser amado; por esto se invita a los participantes a avanzar un poquito más en el conocimiento del concepto que tenemos de amor. Así lo muestra este relato.

El sol ha dejado de existir
Había una vez un hermoso rosal que crecía en medio de una pradera, junto a una planta de cardo, fe y sin gracia. A pesar de tan hermoso, el rosal no era feliz, y veía con envidia al cardo, que siempre sonreía e irradiaba una alegría especial Un día, el rosal no aguantó más  le preguntó al cardo la razón de su permanente alegría, a lo que éste respondió:
-Soy feliz porque me siento profundamente amado.
-¿Amado? ¿Y puede saberse quién te ama? Que yo sepa, todos los que pasan por aquí, se detienen absortos ante la belleza de mis flores, y se extasían con mi perfume. En cambio a ti nadie te mira. No sé cómo nadie te ha arrancado todavía.
-¿Y quién habla de la gente que pasa por aquí? –Exclamó el cardo, - Yo me refiero al sol. Él nos ama a ti y a mí, y eso me hace inmensamente feliz.
-¿Nos ama? ¿El sol? –Preguntó sorprendido el rosal. –Pero si está allá, muy lejos. Jamás se nos ha acercado, nunca nos ha dirigido siquiera la palabra. Jamás ha acariciado mis flores, ni se ha deleitado con su perfume. ¿Cómo va a amarnos? Me parece, mi amigo, que estás un poco loco.
-No lo creas –replicó el cardo- Te aseguro que sin él ni tú ni yo podríamos vivir.
-¿Y quién lo necesita? –Exclamó molesto el rosal. Y se propuso deshacerse del sol.
Armado de paciencia, consiguió cuatro ramas largas y fuertes, las clavó a su alrededor, y con ramas más pequeñas y paja, construyó sobre él un techo, para no ver al sol. ¡Así estaba mejor! Ahora viviría feliz sin ese molesto sol encima.
Pronto se dio cuenta que, aunque no veía el sol, aún sentía su calor, por lo que decidió juntar más ramas y construir paredes a su alrededor. Ahora sí, qué fresco se sentía.  Pero luego notó que la luz se filtraba por eso juntó mucho barro y selló las paredes y el techo. Así ya no sentía ni los rayos, ni el calor ni la luz del sol. ¡El sol ha dejado de existir para él! Y el rosal, en pocos días, se secó y se murió.
Fuera, el sol seguía calentado e iluminando al cardo, que crecía sano y feliz…
¿Qué piensas de ese rosal?
¿En qué consistía el amor del sol para estas plantas?
¿Cuál es la diferencia en la actitud del cardo y del rosal hacia el sol?
Nos corresponde descubrir las cosas que Dios hace para cada uno de nosotos.
Dios es amor, la Biblia lo dice…

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