Algunos ejemplos de maridos


Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

El marido domador de circo Atayde Hermanos, suele ser el más común de los maridos, es el que a gritos y sombrerazos, palabrotas en boca y látigo en manos, doméstica y enjaula a la mansa ovejita de su mujer. Claro acaba por no tener una esposa, sino una esclava, amansada a gritos y amenazas, Puede salir o entrar de casa cuando le venga la gana, pues para eso es quien se quiere comer a todos.

El marido ejecutivo de la empresa Nestlé. Planea, habla y realiza ventas al por mayor; decide como única autoridad, en casa. Asume todos los poderes: legislador, alteza serenísima, presidente de la casa, policía judicial doméstica. Nunca comparte la autoridad pero sí los deberes, “El Estado soy yo” es su lema. La mujer es solamente su almacén de víveres y los hijos simples súbditos del Imperio.

El marido ídolo del museo de antropología. Quiere que su mujer lo admire, se incline y le haga reverencias y de ser posible le encienda velas, que lo cuide como a una pieza valiosísima, lo sirva veintiocho horas al día.

El marido ángel de la guarda. (Mucha guarda, poco ángel y de nada de marido) No está de acuerdo con los que piensan que la esposa es compañera en las buenas y en las malas porque ella es “la otra mitad de la naranja”. Su mujer para él es una niña, no es su protector y la envuelve con sus alas hasta a ahogarla con sus plumas.

El marido Quijote con o sin Mancha. Es tan celoso que ve gigantes enemigos donde sólo hay pacíficos molinos de viento, imagina, ve moros con trinchete, sufre y hace sufrir, lucha con fantasmas, siempre anda en la cacería de brujas, es un enfermo que mental hace de su casa un manicomio.

El marido Sancho Panza. Vive para sí, para sus amigos del bar o para sus compañeros del clv. Se la pasa a gusto, goza a sus anchas, sin preocupaciones ni obligaciones de hogar, como si no tuviera esposa ni hijos; come duerme, juega, se divierte, se la pasa bien “padre” parabólica descompuesta, sigue viviendo como solterón.

El marido de dos casas. Tiene un corazón del tamaño de su irresponsabilidad. Tiene complejo de semental, se siente mucho macho. Echa las canas al aire y vive con dos mujeres: una le lava la ropa  y otras le lava el cerebro. Trabaja como indio, duerme como tecolote y como como niños dios “di hospicio”. Va y viene de la casa grande a la chica, en una repartiendo escaso el salario mínimo y en la otra dejando con gusto hasta los aguinaldos y el reparto de utilidades.

Todo estos ejemplos nos causarán mucha risa, pero lo bueno es que con la ayuda de su Dios todos los maridos serán buenos.

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