Los caudillos de la Revolución presentes en Jalpa (III) Desde noviembre de 1914 a enero de 1915


Se resquebraja el Frente Revolucionario

Aún los especialistas estudian cómo se puede llamar al acontecimiento de la muerte de Madero y la llegada de Victoriano Huerta, traición, usurpación, etcétera, dada la derrota de Huerta, en este año Venustiano Carranza Garza, cobra importancia como Jefe Máximo de la de las fuerzas revolucionarias, especialmente en lo militar. 

Él mismo, para octubre de 1914 idea realizar una convención de todos los líderes y tendencias. No puede ser en México, por la oposición de Villa, y se realiza en Aguascalientes del 10 de octubre al 9 de noviembre. Pero la convención da la contra a Venustiano y brinda su apoyo al General Francisco Villa y a Emiliano Zapata que se incorpora casi al final. Cada cual busca sus propios fines, sus propios sueños; la lucha entre las facciones sigue, a tal grado que Villa y Zapata dominan la mayor parte del país y Carranza tiene que huir y confinarse a Veracruz. Luego de Celaya, Carranza logra dominar el escenario político-militar. Se da alguna estabilidad, se publica la Constitución en 1917, pero Carranza es derrocado en 1920.

Ataque definitivo a Jalpa

En esa precisa circunstancia de la Convención, de la que se celebran 100 años, es cuando los Generales Elizondo, el papá Teodoro y su hijo Gustavo vienen a atacar a Jalpa. Nuevamente salen esos dos grandes motivos, la riqueza restante de Jalpa y el hecho de que es propiedad de don Oscar Braniff que representa las fuerzas opositoras y el modelo económico a erradicar a criterio de ellos, y dichas acciones son desquite y venganza, probablemente.

Nuevamente don Pedro Godínez, ciudadano valioso de Jalpa, ebanista refinado, que además tuvo la gran cualidad de escribir datos sobresalientes sobre la historia de Jalpa, nos deja testimonios de esa amarga vivencia. Para este tiempo Pascual Orozco se había llevado la parte importante de la cosecha de trigo, que para ese tiempo debió estar en bodegas, pues Jalpa seguía la inercia de su productividad a pesar de la usencia de don Oscar y su esposa, Ma. Guadalupe Cánovas.

En valioso y claro manuscrito don Pedro Godínez narra:

“El jueves 12 de noviembre de 1914, a las 11 de la mañana, comenzó a llegar la fuerza de los Generales, Padre e Hijo, Elizondo, duraron 7 días. El domingo 15 a las 2 de la tarde saquearon la Tienda y el lunes 16, de las 7 a las 9 de la mañana, saquearon el teatro, habiendo en éste local, guardados muchísimos objetos pertenecientes al menaje de la Casa principal, dejando de los muchos, que quedó la mayor parte rotos los objetos (lo que no se llevaron lo destruyeron). En los mismos momentos saquearon “el guardarropa”, cuartito que se encuentra fuera del teatro.

Según se dijo, el número de tropa ascendió a 2,000 hombres, estos se llevaron 5 carros de los trenes (Ferrocarril Central Jalpense) y 4 coches (guayines), caballos, mulas y muchos guarneces.

El viernes 20 de noviembre llegaron los interventores de Jalpa por órdenes de Dn. Francisco Villa, en cuyo poder permaneció el Interventor Dn. Froylán Silva, solamente 17 días.

Después sustituyó a Dn. Froilán: Dn. …, quien fue llevado de esta Hacienda en carácter de prisionero a León, el 4 de enero de 1915”

Esto significa que el General Francisco Villa, mientras anduvo por el centro del país ejerció poder y tutela sobre la Hacienda de Jalpa, de noviembre de 1914 a enero de 1915. Así queda referido este acontecimiento tan especial para Jalpa, del que estamos celebrando el centenario.

Para valorar un poco lo que en esos carros se llevaban, más que lo material, eran girones de la historia de México mismo. Alguien pensaría que estamos refiriendo fantasías, por llamar la atención con tan distinguidos personajes, pero la Casa Principal, la Casa Grande de la hacienda de Jalpa, sobreviviente de la historia, guarda la escritura de las armas revolucionarias, las paredes por el lado del teatro y por el frente muestra los impactos de las balas. No son disparos de la Cristera como alguna vez pensamos, son de este tiempo, pues la gente de Villa quería mostrar claramente su poder; le querían dejar señales y fuertes mensajes a don Oscar Braniff. Esto era comentado por don J. Jesús Martínez, a quien le llegó la noticia con el nombre de los generales.

Hay una página muy especial en la historia de Jalpa narrada por D. Cecilio Valtierra, es la Fiesta de la Cosecha, 28 de mayo de 1908. Ahí se habla de la preparación, un aspecto de ella fue la hechura de monturas nuevas y chaparreras flamantes para la fiesta de la cosecha. Ese día todos los trabajadores iban vestidos de manta nueva, los mozos lucían en sus cabalgaduras los flamantes atuendos de los ajuares ya mencionados; la familia de los patrones, D. Oscar, doña Lupe y sus hijos, ocupaban el estrado de presidencia. Fiesta con artistas venidos de la capital, competencias deportivas, algo en realidad glorioso, eso se iba en los saqueos, todo eso terminaba definitivamente. (Libro Princesa de dos Reinos págs. 190-198)  

Siguiendo el hilo del centenario en 1914, por lo menos podemos decir que los recursos de Jalpa fueron requeridos por los Caudillos de la Revolución para fortalecer el movimiento, no sin asombro y sufrimiento para los trabajadores y habitantes de la hacienda. No cabe duda que las secuelas de la Revolución (en algunos caudillos) acabaron con Jalpa, casi en forma total, todo el siglo XX Jalpa transitó por la historia cual hija desdeñada, abandonada y en desamparo, apenas consolada por sus líderes espirituales como fue el P. Pedro González en la Cristera, el Señor Cura don Salvador Casas, cuando fue nombrada nuevamente parroquia en 1940, el Señor Cura don Aurelio Olmos, P. Saturnino Covarrubias, Antonio Flores que lucharon por su reedificación.

Las actividades de Jalpa, como entidad productiva eran mínimas, desarticuladas, muy pobres, más bien aprovechadas, tergiversadas por administradores que abonaron solamente a sus intereses. Pero ha sonado la hora de la recapitulación, que ya ha empezado con la remodelación del bello templo, el nombramiento de “Pueblo Mágico”; aún falta mucho, pues Jalpa viene de una grandeza que nos es desconocida aún. Baste mencionar que en Jalpa existía un zoológico adecuado a su tiempo, un jardín botánico también admirable para su tiempo. Las construcciones que se conservan son vestigios solamente de todo aquello (Casa Grande, Tienda de Raya, Bodega, Silos, Molino, Presas, y su incomparable templo gótico), son signos de lo que fue una hacienda altamente productiva y próspera; hace solamente 100 años.

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