Bicentenario del Natalicio del II Arzobispo de Guadalajara


Don Pedro Loza y Pardavé

Por Oscar Maldonado Villalpando

En 1874: “Abrió la expresada Visita tres días después de la salida de su Sede, en Tototlán, el 15 de mayo. Además de en esa parroquia, hizo la á las de la Barca, de Ayo el Chico, de Atotonílco el Alto,—donde vio muy complacido los adelantos de una escuela de niñas, fundada por el Sr. Cura D. Patricio Lara, sostenida por la "Asociación de María" y en la que se enseñaban gratuitamente muchos ramos; de Arandas, donde también le fue grato ver comenzadas una casa de ejercicios y una capilla del Sagrado Corazón de Jesús, por la piedad del Sr. Lic. D. Francisco Camarena y sus hermanos, y presenciar los frutos que producía la Escuela de Nuestra Señora de Guadalupe de San Diego de Alejandría, de la Unión de San Antonio, de Lagos, en donde ordenó que el Hospital que tenían á su cargo las Hermanas de la Caridad recobrase su antiguo nombre "de San Felipe de Jesús," que le habían mudado en otro, y donde, en 24 de octubre, expidió una Circular sobre las peregrinaciones espirituales á los más famosos santuarios del mundo;—de San Juan de los Lagos, de la Encarnación, de San Miguel el Alto, de Jalos, de Tepatitlán y de Zapotlanejo.

“Magnifica fue la acogida que le hicieron el Clero y fíeles en todos esos lugares, principalmente en Lagos, donde los adornos se extendían á una legua fuera de la ciudad, y en Tepatitlán, donde más de mil personas salieron a encontrarle hasta la Venta de Pegueros, los adornos ocupaban una extensión de cerca de dos mil varas y su estancia fue celebrada con serenatas, fuegos de artificio e iluminaciones. A más de 60,000 ascendió el número de cristianos confirmados en esa jornada”
( IN MEMORIAM HONRAS FUNEBRES… U de N. L.)

Estos párrafos nos dan un chispazo de las dimensiones del apostolado de este gran Arzobispo del Occidente de México. La jornada descrita debe haber durado de mayo de 1874 a marzo de 1875. ¡Eran otros tiempos, otros caminos, otros medios de transporte pero el celo espiritual era inmenso! Este Pastor vino a reconstruir a la Iglesia de Guadalajara a donde pertenecen todos nuestros pueblos Alteños y muchos más que ahora son otras jurisdicciones episcopales pero que reconocen en este ilustre obispo un gran benefactor.

Se dice que hizo mucho por la Iglesia en esta región porque todo México salía de los conflictos de la Independencia, la guerra de bandos, la guerra de los E. U. la persecución, despojos y abandono de la Reforma. Diez años antes la Santa Sede había nombrado al primer Arzobispo de Guadalajara en don Pedro Espinoza y Dávalos con el fin de organizar mejor la Iglesia en México. Se celebran los 150 años de aquel acontecimiento. Esa es la circunstancia en que llegó a estas tierras don Pedro Loza para cumplir una grande y noble misión.

Nació el 18 de enero de 1815 en la ciudad de México, ese mismo día fue bautizado en la Iglesia de San Pablo. Su padre, Juan Evangelista y su madre, Ma. Del Carmen, tenían un taller de rebosos. En la capital hizo sus primeros estudios. Se cuenta que siendo pequeño pudo salir a ver la entrada del ejército Trigarante a La Capital el 27 de septiembre de 1821 en la Consumación de la Independencia. Por ir al festejo del primer aniversario de la Independencia, se perdió en calles que no conocía. A los 9 años falleció su padre y el negocio se vino abajo.

Un excelente seminarista

Contaba con 13 años cuando entró al Seminario Conciliar de México, sus estudios fueron financiados por sacerdotes caritativos. De 1829 a 1833, obtuvo las mejores calificaciones. Se graduó de Bachiller en Filosofía el 23 de enero de 1833. Su maestro y guía fue el rector Lázaro de la Garza, quien fue elegido para obispo de Sonora el 23 de agosto de 1837. Antes de partir a su encomienda quiso llevar consigo a tan distinguido discípulo, el seminarista Pedro Loza y le confirió las órdenes menores. El día último del año de 1837 pasaron por Guadalajara y fueron recibidos hasta San Pedro Tlaquepaque por el Excmo. Señor Diego Aranda y Carpinteiro, último obispo de la urbe, también lo hizo el gobernador Antonio Escobedo y altas personalidades. ¿Quién lo diría que 31 años más tarde el Seminarista Pedro ceñiría la mitra de este arzobispado?

De Guadalajara a Culiacán hicieron 24 días. Aquella diócesis estaba en estado deplorable les esperaba tremenda tarea. El joven Loza fue ordenado el 19 de marzo de 1838. Signo de su devoción a San José. Se fundó el Seminario en octubre, y en 1844 Pedro Loza era ya rector y secretario de la Mitra. El Sr. Garza y Pedro Loza se comparan a Elías y Eliseo. El 1º de enero de 1851 el Señor Garza fue trasladado a la sede de México.

Elegido para obispo

En ese tiempo los gobiernos aprobaban a los candidatos a obispo como lo hacían en el Virreinato los reyes de España. Sonora y Sinaloa aceptaron que el sucesor fuera don Pedro Loza. Así lo aprobó el Papa el 18 de marzo de 1852. Por humildad don Pedro fue a esconderse a Puebla en un convento. Sin embargo recibió luego el episcopado y se trasladó nuevamente a Culiacán.

Empezó a trabajar celosamente. Pero en 1856 empezaron las dificultades con el gobierno de la Reforma que agredía a la Iglesia. Luego vinieron los problemas ya que se le exigía aprobar la Nueva Constitución. Eso le trajo el destierro a los E. U. en 1860. El Señor Loza conocía aquel territorio pues cuando se dividió el territorio de México, él fue enviado a entregar las parroquias de California por orden del Señor Garza.  Hasta el año de 1866 anduvo a salto de mata. En sus correrías llegó a Guadalajara el 3 de noviembre de 1866. En los tiempos del Imperio de Maximiliano. Volvió a su sede en 1867. El Señor Loza enfermó gravemente por los calores. Los médicos aconsejaron cambiarse a otra región. El Papa Pío IX lo nombró para Guadalajara el 22 de junio de 1868. Aunque en la capital Tapatía se esperaba el nombramiento para el Sr. J. Jesús Ortíz. El Señor Loza dejó su antigua sede a finales del 68 y llegó al límite de la Arquidiócesis el 9 de enero de 1869. Hasta Tepic salieron a recibirlo los eclesiásticos de la Mitra, entre ellos don Jacinto López. Llegó a Guadalajara el 10 de febrero1869, miércoles de ceniza, a las 11 de la mañana se tuvo un repique general hasta las 5 de la tarde que hizo su entrada. Lo recibieron don J. Jesús Ortiz, D. Luis Verdía y el rector del Seminario don Agustín de la Rosa. Le impuso el palio el sr. Sollano de León, el 7 de marzo. El Señor Loza debía ir al Concilio Vaticano I a Roma citado por el Papa.

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