• Posada Sacerdotal celebrada en el Seminario Menor de Guadalajara
Por Oscar Maldonado Villalpando
Los santos peregrinos, el rosario, las letanías, los hermosos villancicos, la reflexión, los bolos, la convivencia, los regalos, todo esto se hizo presente, de forma privilegiada, en el seno de la familia sacerdotal, entre todos los hermanos en el sacerdocio. El día elegido fue el jueves 18 de diciembre de 2014 en el Seminario Menor. La cita fue a las diez de la mañana, el primer acto fue el santo rosario en la capilla, que revela y proclama ternura y devoción en cada espacio. Los cantos del coro de los seminaristas colmaron los espacios hasta la inmensa y blanca bóveda que corona los ventanales traslúcidos y acogedores.
Luego algunos sacerdotes portaron las andas con los peregrinos para acudir a pedir posada en cada una de las puertas del recinto, los obispos finalizaron la procesión hasta el presbiterio. De ahí se pasó auditorio, el corredor parecía insuficiente para contener los abrazos, los saludos, las risas de tantos hermanos presbíteros.
Una vez instalados en el auditorio, el coro de los seminaristas interpreto algunos hermosos villancicos navideños. Se tuvieron algunos avisos para empezar. Y enseguida se dio oportunidad a “Jalisco Cómo Vamos” que es una organización que trabaja desde el 2010 como un observatorio ciudadano de calidad de vida, el encargado estuvo informando de sus procedimientos y sus aportaciones. En forma rápida se dio cuenta de algunos rubros interesantes sobre la realidad que vivimos, situaciones que demandan atención. Ya en este momento la asistencia era muy numerosa, ahora si se veía colmado de asistencia el espacio del auditorio.
El pastor habla
Vino el turno para el Eminentísimo Señor Cardenal don José Francisco Robles Ortega, quien se apoyó en la circunstancia precedente para fundar ahí su aportación. ¿Qué podemos hacer, como sacerdotes, como Iglesia para paliar y mitigar esta situación tan demandante, que nos plantea retos enormes?
Ante la pobreza, delincuencia, inseguridad el Señor Cardenal aclaró que debemos hacer lo que hacemos pero con más calidad, con más tino y sensibilidad. La aportación de la Iglesia en estos campos de asistencia, acompañamiento y consuelo a las personas siempre ha sido muy importante. Los fieles debes salir de las celebraciones consolados y reconfortados para seguir luchando por su superación. Citó algunos ejemplos de párrocos y sacerdotes que buscan estar al lado de los más necesitados, brindando apoyo en la salud y en las circunstancias apremiantes de los fieles.
Profundizando en el tema, el Señor Cardenal se refirió a la Evangelii Gaudium del Papa Francisco que, citando a San Irineo, habla de la aportación del Salvador a la historia de hombre. Una aportación siempre nueva a través de los años, siempre oportuna.
Diálogo fraternal
Luego se dio un amplio espacio para que los sacerdotes pudieran exponer sus preguntas e inquietudes en temas diferentes, álgidos y sobresalientes. El señor Arzobispo quiso responder puntualmente a cada una de las cuestiones con toda franqueza. Invitó a tener madurez y prudencia, a juzgar las cosas con objetividad y no dar pie a comentarios sin fundamente que alimentan falsas interpretaciones y sospechas, que no hacen bien a la armonía y paz dentro de la Iglesia. Luego que se respondió a todas las preguntas, el Señor Cardenal felicitó a los sacerdotes, sus hermanos, con motivo de la Navidad.
Los regalos
Luego vino el sorteo de los distintos regalos, los obispos y ayudantes estuvieron entregando los regalos a los distintos sacerdotes agraciados. Luego vino ya la comida, alrededor de las dos de la tarde. El gran comedor lucía bien dispuesto para el banquete navideño. Fue la inmejorable oportunidad para la convivencia fraternal. Al fin cada sacerdote se fue despidiendo de sus hermanos y retirándose de esta hermosa casa de formación.
Así, antes de vivir en cada comunidad la Navidad, el Presbiterio ha estado unido en torno a su Pastor, para recibir a Nuestro Señor Jesucristo, El Salvador del mundo aquí y ahora.
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