Un carnaval diferente


Por Gonzalo “Chalo” de la Torre
chalo2008jalos@hotmail.com

     Carnaval de Río. Espectaculares disfraces llenos de imaginación, sensualidad, alegría, atrevimiento, osadía, regocijo y olvido de las penas, que ya volverán, pero por lo pronto, a gozar y gozar que el mundo se va a  acabar.  Sin duda uno de los carnavales más famosos del orbe y con razón.

     El carnaval de Venecia. Pletórico de arte y misticismo. Sus máscaras y vestidos desfilando por el Ponte Vecchio sobre las góndolas le dan ese aire de sublimidad y excelencia. El carnaval de las Bellas Artes, sin duda.

     En Nueva Orléans, el famosos Mardi Gras donde la característica más famosa es la deshinibición y a cambio de un collar se convierte en hermosa exhibición de pechos femeninos para deleite de propios y extraños aumentando la líbido masculina.

     Los carnavales de Mazatlán y Veracruz son los más famosos en nuestro país, pues llevan y transmiten esa innata alegría bullanguera que hace olvidar hasta las crisis más severas con ese desenfado tan propio de los costeños.

     En Jalisco también hay carnavales famosos como los de Jalos, Autlán y Ameca y este que escribe ha tenido la oportunidad de estar en los tres carnavales mencionados y sin duda el de Jalos tiene un algo especial, comparando con los otros; no estamos menospreciando los de Autlán y Ameca, es solamente destacar la característica principal del Carnaval de Jalos.

     Se dice por ejemplo: en Jalos hay eventos artísticos de gran calidad y de acceso gratuito; también en Ameca y Autlán. Las corridas de toros son con los carteles más famosos. También allá. Las variedades del Palenque son con los artistas de más renombre. También allá.

     Entonces ¿qué hace a Jalos diferente en los carnavales?

     ¡Ah! La diferencia es que el principal atractivo del corazón de Los Altos de Jalisco es la abundancia de belleza femenina. No quiere decir que en otras partes no haya mujeres hermosas; las hay y muchas.

     El carnaval de Jalos viene siendo algo así como el centro de acopio de la hermosura femenina de la región de los Altos de Jalisco. Se dan cita en esta risueña población, una gran cantidad de mujeres llegadas de todos los rincones jaliscienses y para los visitantes es un banquete visual como cereza del pastel.

     Las terrazas repletas de personas, el consumo de bebidas alcohólicas al por mayor y la enorme cantidad de bandas , mariachis, y otros conjuntos musicales, dan marco a una plaza principal atiborrada de gente que a veces no puede ni andar pero que vale la pena por la felicidad que brinda el ambiente por demás festivo.

     Algunos visitantes masculinos se regresan a casa con una tortícolis ya que los giros constantes del cuello para admirar a las altivas mujeres alteñas, los hacen exclamar: ¿ya viste esa del vestido amarillo? Y aquella del pantaloncito roto y ésa otra de la faldita morada. Son expresiones muy frecuentes de admiración hacia lo más bonito de Dios creó. La mujer.

     Pero las muchachas también tienen lo suyo. Desde luego que también hay a raudales chicos apuestos y simpáticos para deleite de las damitas. También tienen su corazoncito, faltaba más.

      En los carnavales pocos notan la presencia de un personaje de la mitología romana; un hijo de Venus (diosa de la belleza) y de Marte (dios de la guerra) llamado Cupido que con su flecha rompe y une los corazones de más de cuatro parejas que con el tiempo formarás nuevas familias. Es un campo propicio para el desarrollo del deseo amoroso.

     Los carnavales, entre todos los eventos festivos, es quizá el que más contribuye a olvidar temporalmente nuestras carencias y desdichas, ya que no nos podemos apartar del cautivador ambiente de jolgorio, que como una cortina tapa en nuestro corazón las propias inquietudes y temores. El carnaval lleva implícito el premeditado propósito de los excesos como preámbulo de una cuaresma que por sí sola, deberá lavar los pecados de la carne.

     De todas maneras, el ser humano, por naturaleza busca en las fiestas ese velo que cubra el quizá tormentoso interior del alma que muestra una cara sonriente pero que va lleno de penurias. Quizá.

    Unos visitantes de la capital, preguntaron: Oye, ¿qué hacen en Jalos con las feas? ¿las matan o las destierran o qué? Porque aquí puras bonitas se ven. Hasta en la fila de las tortillas las ve uno formadas.

     Podemos resumir entre tantas y tantas razones para un exitoso carnaval, que el de Jalos bien puede ser llamado el Carnaval de la Belleza y la Elegancia, por la hermosura, porte y altivez de las mujeres alteñas.

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