¿El futbol es deporte?


Por Gonzalo “Chalo” de la Torre

Se estaba realizando un partido de futbol entre los animales marinos contra los animales terrestres y los representantes del elemento líquido eligieron como portero al pulpo. Pensaron que al tener ocho brazos, sería prácticamente imposible que le anotaran gol alguno.

Pero, ¡oh!, sorpresa; los goles caían en contra uno tras otro y no había forma de parar la goliza. El tiburón va a reclamarle de esta forma: ¿qué está pasando?, te elegimos a ti porque tienes ocho brazos y no puedes detener ningún balón!

Y el pulpo le responde: ¿ya te fijaste que el que tira es el ciempiés?

Sin duda el futbol es el deporte más popular en nuestro país y probablemente en el mundo. Pero ¿de verdad se juega con deportivismo? Parece que en el ámbito profesional interesa más el negocio que el desarrollo del deporte. En nuestro país, en realidad son pocos los partidos que se juegan con verdadero espíritu deportivo, aunque la FIFA, intenta el llamado fair play (juego limpio). Los resultados en este sentido dejan mucho qué desear, pues en todas las jornadas nos toca ver jugadores a quienes les interesa más engañar al árbitro que desarrollar sus muchas cualidades y en muchos casos dejan escapar verdaderas oportunidades de gol al dejarse caer, a ver si el juez central cae en el garlito y les concede un penalty. A eso se le llama vil y llanamente trampa. Y eso no tiene nada de limpio.

¿Será acaso falta de confianza en sí mismo no tirar al marco y buscar la falta? No sé la respuesta pero supongo que sí. Hombre; es mucho más satisfactorio buscar el esfuerzo propio y descubrir por sí mismo de qué se es capaz en la lucha igual y leal para vencer con habilidad las propias habilidades del rival en turno.

Y a propósito de los árbitros; definitivamente nunca, nadie le concederá que en algún partido haya juzgado y marcado con equidad y corrección. Ni los que ganaron ni los que perdieron. Marque lo que marque, le van a reclamar y nunca quedará bien con ambos equipos.

La figura del árbitro es la misma que la de cualquier juez. Sus decisiones son inapelables y personalmente creo en la honestidad de quienes en el deporte cargan la responsabilidad de impartir justicia. Pero son humanos y se equivocan como tales. Cuando marca algo en contra nuestra, aunque tenga razón, le vamos a reclamar y si marca algo en nuestro favor, aunque se equivoque, no decimos nada y seguimos el juego. ¿esto nos podrá hacer suponer que no deseamos en realidad que imparta justicia sino que se ponga de nuestro lado y nos ayude a ganar?

Ayudemos a los árbitros a que marquen, sin reclamar; de cualquier manera sus decisiones no serán cambiadas aunque haya cometido un error. Al fin y al cabo es SU percepción la que le hace marcar algo o no. Recordemos que su función es arbitrar y la de los jugadores jugar. Así de simple.

Tengamos presente que cuando practicamos un deporte, aceptamos las reglas establecidas y debemos respetarlas.

De manera que si vamos a hacer ejercicio y a divertirnos, hay que hacer lo posible por buscar el triunfo y la diversión y si el triunfo no se da, por lo menos la diversión sí. Sin reclamar se hacen menos corajes y eso ya es ventaja.

Hablemos del respeto que se le debe al rival y a sus aficionados.  Consideremos que si no hay rival, no hay juego y por lo tanto no hay ni diversión ni ejercicio. Un triunfo es más satisfactorio, cuando se reconoce que el rival era muy fuerte y sin embargo se le pudo superar haciendo labor de equipo y esforzándose al máximo por conseguir el objetivo. Tiene más valor ganar a un rival de respeto.

En cuanto a los aficionados, a propósito del clásico que se aproxima entre chivas y América, los dos equipos más populares en México, se presenta con frecuencia la discusión acalorada, acerca de si el equipo que no es de nuestra preferencia es muy malo, con afán de humillarlo. Bien,  si calificamos este partido como el superclásico, lleva implícito el reconocimiento al rival como un equipo de muchas cualidades y méritos, pues no podría llevar tal calificativo si el partido se llevase a cabo entre dos equipos malos o entre uno bueno y uno malo. Podremos concluír que ganarle a un equipo malo no tiene ningún mérito y sí vale mucho ganarle a uno bueno. El respeto mutuo es cosa buena.

Entonces creo que estarán de acuerdo con éste su servidor que el deporte es el deseo de ganar utilizando el máximo de habilidades y esfuerzos y evitando las trampas.

Creo que ningún deporte justifica pleitos por causa de la búsqueda de los beneficios  físicos y sociales que tal actividad proporciona. El deporte sirve entre otras cosas, para hacer amigos. 

De manera que invitamos a quienes practiquen cualquier deporte, lo hagan con el sentido de solaz y esparcimiento y dando gracias a Dios de poder practicar cualquier actividad que ayude a tener una vida más sana mental y físicamente.
Entonces, a jugar con pasión y respeto para obtener una mens sana in córpore sano. O sea: mente sana en cuerpo sano.

Dios los bendiga.

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