Pedagogía de Dios y la fe verdadera


Por Oscar Maldonado Villalpando

Sincera es la palabras del Señor
y todas sus acciones son leales.
El ama la justicia y el derecho,
La tierra llena está de sus  bondades.

La palabra del Señor hizo los cielos
Y su aliento, los astros;
pues el Señor habló y fue hecho todo;
lo mandó con su voz y surgió el orbe.

Cuida el Señor de aquellos que lo temen
y en su bondad confían ;
los salva de la muerte
y en épocas de hambre les da vida.

En el Señor está nuestra esperanza
pues Él es nuestra ayuda y nuestro amparo.
Muéstrate bondadoso con nosotros,
puesto que en ti, Señor, hemos confiado.

Salmo 32.

Graba en tu corazón…

Como un alumbramiento amoroso, el Señor fue dándose a conocer al hombre: Gradual y entrañablemente. Así mismo como un niño pequeño por medio de la luminaria de sus sentidos va entrando en contacto primero con el ropaje colorido y esplendoroso de este universo, y luego va acertando, en esta especie de juego de escondidillas, que Dios le pone delante, descubre un ser superior y trascendente en los rasgos físicos de los elementos, en las canciones naturales de las cosas, así precisamente el hombre va encontrando respuestas sobre el Todopoderoso.  Ese es el primer momento: saltar de este al nivel superior del conocimiento. Trascenderse, descubrir Al Trascendente. 

Y luego, en un segundo paso,  es preciso ir cincelando, puliendo, purificando los atributos, las cualidades del Dios verdadero, afinar la fe será algo siempre en proceso, puesto que se trata de un encuentro personal: Dios y hombre, cada persona realiza este acercamiento a lo largo de su vida.

Esta lectura nos ubica en un hito, en un estadio muy importante del camino hacia el conocimiento de Dios. No es el sol, no es el trueno ni el agua, El es Único, pero también es completamente personal, e Israel es una crónica viva de ese Dios que ama, elige, convoca a un pueblo para, ahí depositar la simiente de catolicidad humana.

Por eso en la fiesta de la Santísima Trinidad la Iglesia llena de remembranzas indispensables canta: Dichoso el pueblo escogido por Dios. (Deuteronomio 4, 32-24)

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