Quehacer


Hay mucho por hacer en Tepatitlán para los políticos, no sólo para los que ganaron y ya deben o deberían estar preparando lo que harán en cuanto lleguen a la presidencia, sino también para los que perdieron en las pasadas elecciones.

Desde mi punto de vista, la siguiente campaña electoral debieron empezar un segundo después de que se conoció que Hugo Bravo había ganado las elecciones, para todos los partidos o por lo menos para los tres que aspiran a ganar los comicios dentro de tres años.

Como el PAN es el partido en el poder y fue además el que perdió, pues su trabajo será el mayor de todos. Hay que concluir la labor al frente del municipio como si fuera el primer día de la administración; la gente sigue teniendo necesidades y éstas no pueden esperar hasta octubre cuando entre el nuevo gobierno.

Por eso el hecho de que las autoridades hayan recibido a los manifestantes de esta semana, aunque para muchos es motivo de sorpresa o extrañeza, no debería ser así. Un gobierno debe por lo menos escuchar a su gente y ayudarla.

Además de eso, todavía hay obras por hacer y entregar, que servirán para toda la comunidad, como el acueducto de la presa El Salto, que está siendo construido gracias al esfuerzo de varios políticos en distintas etapas. Y si no se concluye esta obra hidráulica de aquí a finales de septiembre, pues al gobierno emecista de Hugo Bravo también le tocará poner de su parte.

Está también pendiente el circuito interior, que urge su semaforización, pues la falta de ello ya ha causado algunos accidentes vehiculares. Múltiples calles y avenidas que ya están sufriendo los estragos de las lluvias y que no aguantarán de aquí a octubre a que sean reparadas o “bacheadas” por algún funcionario del gobierno naranja, tiene que ser ahora.

Debe seguir la vigilancia, que tan criticada ha sido en este trienio, los servicios públicos, la supervisión de nuevos fraccionamientos y calles, cuyos desarrolladores nomás están viendo que se distraiga la autoridad para no cumplir con la ley y hacer sus casas o avenidas fuera de norma e inservibles -y luego ponen el grito en el cielo si el ayuntamiento no les recibe las obras y no pueden ser legalizadas-.

Entonces, quedan tres meses de mucha actividad pública, donde no puede haber desgobierno, el municipio no lo merece y si acaso le aflojan las autoridades, entonces sí no veremos al PAN en el poder en muchos años, como no vimos al PRI en 15.

Eso por una parte, pues la otra chamba está en el lado del partido, donde sí parece que hay un desorden total, donde el dirigente Dolores González, señala con dedo de fuego a varios funcionarios municipales del grupo de Jorge Eduardo, pero abriga y alcahuetea a otros tantos que sí que fueron nefastos y perjudiciales tanto para el partido como el ejercicio público.

Se queja el profe Dolores de los exabruptos del alcalde y sus decisiones de correr gente, pero también debería hacer un ejercicio de autocrítica y recordar quién gestó la división panista al acudir hasta Guadalajara para cambiar una y otra vez el sistema de elección interna del candidato a la alcaldía, hasta que quedó una a su gusto o ver quiénes mostraron casi nada de solidaridad al alcalde cuando murió un hermano de éste en un accidente, ya ni porque era también panista el ahora fallecido.

¿No hubiera sido mejor tratar de lograr el entendimiento entre las partes en disputa y se se hubiera evitado todo lo demás?

Así que bueno, los despidos, mentadas de madre, acusaciones y hasta grabaciones de audio, totalmente repudiables, son solo consecuencia de panistas que nunca se entendieron entre sí. Ahí hay mucho por componer y ya se verá si tres años serán suficientes para ello.

En el PRI, las cosas están más fáciles. Alejandro hizo un gran trabajo en campaña, que casi nos hizo olvidar las pugnas internas que sostuvo con otros priistas y que al final se superaron casi de forma perfecta.

¿Qué pasó con el PRI de Tepa? En gran parte no fue culpa del tocayo ni su equipo. El gobierno federal y estatal andan arrastrando una mala imagen que no han podido revertir, sobre todo Aristóteles. Lo otro fue el efecto Alfaro o la Alfaromanía que vive gran parte de Jalisco y que arrasó en los municipios más grandes del estado.

Y si a eso se le suma a que el PRI de Tepa no ha podido aumentar su voto duro y se mantiene prácticamente igual cada tres años, pues le batallarán los del tricolor para poder ganar una elección. En 2009 a Cecilia González le bastó ese voto duro para ganar al PAN con un candidato poco popular; en 2012 el doctor Manolo, identificado más bien con la aristocracia tepatitlense, no logró nunca una imagen popular que sí la tuvo Nena de Anda y que casi lo mandaba al tercer lugar.

En 2015 Alejandro González convenció a propios y extraños, sumó simpatía en todos los sectores, pero lo hizo mucho más el médico Hugo Bravo.

Y es que el PRI necesita aumentar su voto duro para no seguir pasando este tipo de apuros cada tres años.

Y el PAN habrá que ver primero, si se logra componer y restaurar por dentro y, segundo, ver si perdió o no votos duros este pasado 7 de junio.

Y Movimiento Ciudadano, que estará en el poder y si Alfaro no se duerme, pues la tendrá más o menos fácil para las siguientes elecciones. Además, como en los equipos recién ascendidos del fútbol mexicano, les puede afectar mucho el porcentaje o no, todo depende de si juegan más o menos, ni siquiera estar ganando uno tras otro partido, pero tampoco estar a pierde y pierde.

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