Fallas


El nuevo sistema de justicia penal acusatorio, tiene buenas intenciones, pero solo ha servido para la mitad de lo que se creía que iba a poder ayudar en la impartición de justicia, que los culpables fueran castigados como debían y que los inocentes por ningún motivo fueran encarcelados o sancionados.

Todavía no nos acostumbramos a las nuevas disposiciones, nos cuestan trabajo entenderlas, más aplicarlas y lo peor es que nos parecen absurdas. En Guadalajara y su zona conurbada la Fiscalía General tuvo la decencia de explicar a reporteros de fuentes policiacas en qué consistía el nuevo sistema y qué se podía hacer y qué no; en el resto del Estado nos jodimos, simplemente se nos envió una serie de diapositivas no muy bien entendidas, pero ha sido en la práctica y no con las famosas diapositivas donde hemos aprendido, cubriendo los hechos delictivos, investigando y ha sido ahí donde el Ministerio Público, la Policía y hasta Protección Civil nos dicen si se puede o no tal cosa, sobre todo porque un desacato nuestro puede traerles problemas a ellos.

Sin embargo, otra perspectiva del nuevo sistema se detecta en la relación con los lectores y hasta en la misma sala de redacción: el impedimento de publicar nombres y hasta determinadas imágenes nos ha acarreado críticas y discusiones, con razón por cierto. Cuando se omite, por ejemplo, el nombre de un sospechoso de haber cometido un delito, no falta quien pregunte cómo le hará el resto de la población para saber si el ignoto en cuestión no ha cometido otro delito con otra víctima y si es así ir a poner una denuncia más en su contra.

No tenemos la respuesta y la Fiscalía, aunque no lo sanciona, tampoco explica la razón del impedimento legal, menos qué puede hacer la ciudadanía si tiene la sospecha de que algún acusado o detenido ha cometido más delitos del que se le achacan en ese momento.

¿Qué tal si un sospechoso sale libre por falta de pruebas, pero como nunca se dio a conocer públicamente su nombre, alguna otra víctima que sí tenía pruebas fehacientes en su contra pero que nunca las presentó por no estar enterada lo hubiera podido incriminar y haberlo mandado a la cárcel como merecía?

Esto sucede y ni más ni menos que en este municipio, caso concreto el del policía asaltante de Tonalá que vino a Tepa a hacer de las suyas y asaltar una gasolinera en Capilla de Guadalupe. Los encargados, según autoridades municipales, decidieron no hacer denuncia y de acuerdo con el nuevo sistema de juicios orales, su libertad está prácticamente asegurada y a la basura el trabajo de los oficiales que lo detuvieron y los agentes del Ministerio Público que elaboraron una carpeta de investigación; nadie vio el delito y el único que lo vio, la víctima, prefiere no denunciar y así no hay delito.

Dirán algunos que esta falla del sistema de justicia ya existía desde antes, sin embargo, las nuevas disposiciones buscaban que los verdaderos culpables fueran castigados, lo cual sigue sin poderse si la víctima no quiere actuar en su contra.


Es por eso que el nuevo sistema, con buenas intenciones, tiene sus fallas, aunque sí hay mejoras: agentes de la Fiscalía más abiertos y amables en la escena del crimen, aunque con más límites a la hora de dar información; procesos penales más rápidos, aunque sus desenlaces no sean necesariamente justos y, lo que que considero hasta ahora lo mejor aunque no forme en sí parte de las nuevas reglas, la justicia alternativa, donde se hace fácil, rápido y menos desgastante la resolución de delitos y pleitos menores.

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