¿De dónde?



Escribiría esta columna a manera de una carta y dirigiéndome en primera persona al presidente Andrés Manuel López Obrador, pero sería muy pretencioso y debe estar muy ocupado el señor como para leer lo que se publica en este semanario regional.

Pero le cuestiono, independientemente de no simpatizar yo con la izquierda y menos con la populista, ¿de dónde piensa sacar dinero para ayudar a tanta y tanta gente por todo el país?

Quiere darle lana a todo el mundo por cualquier motivo y su última ocurrencia es pasarles una feria a todo aquel que viva en un municipio por donde pase algún ducto de Pemex, con la finalidad -según- de que la persona no tenga la tentación de saquear los bienes de la nación, lo cual no sólo es un delito sino además peligroso.

Está bien, eso y todo lo demás me suena a vulgar populismo, pero yo no soy el presidente, así que ni modo, tal vez en otra vida.

Lo que no se sabe y creo que ni Andrés Manuel tampoco es de dónde va a salir toda la lana para regalársela a medio mundo.

Se aprobó un presupuesto con recortes en varios rubros, como la cultura, pero no creo que así alcance.

Se despidieron a cientos o miles de empleados, de un guadañazo, sin distinguir si el trabajador era o no necesario, si realmente cumplía con su labor, si era aviador o no, corrupto o no… La cosa que aún así no creo que ni con eso alcance para regalar dinero a medio país.

Se piensa ahorrar dinero combatiendo la corrupción, como si todos los trabajadores públicos fueran corruptos -eso de entrada ya es una ofensa- o como si la corrupción chupara la mitad o más del presupuesto nacional, lo cual no es así y por lo tanto no creo que con eso alcance para regalar el dinero a medio país que no trabaja.

Lo que sí se puede intentar es una de dos cosas y que ya se ha hecho en otros países con mal resultado: Aumentarle los impuestos a los que sí trabajan o por decreto aumentar los salarios y la impresión de billetes. Lo primero ha provocado (donde se ha llevado a cabo) es castigar a los productores de bienes y exprimirlos hasta acabarlos y lo segundo sólo ha dejado una altísima inflación, resultando peor el remedio que la enfermedad.

Pues bueno, creo yo que a excepción de lo escrito en el párrafo que antecede a éste, llevar a cabo las otras medidas para tener dinero y darlo a los que no quieren trabajar, equivaldría a que un padre de familia deje de gastar en papitas y refrescos y con lo ahorrado comprar un carro último modelo.

Así que, es una inquietante ver de dónde se sacará la lana que AMLO sueña para repartirla entre delincuentes y personas que no quieren trabajar.

Si yo tuviera en frente al presidente de la república le preguntaría todo esto, pero en buen plan y esperando que diera una explicación convincente y no con una de sus muletillas y salidas fáciles como de que soy un fifí, conservador, que sólo busco hacerme publicidad o alguna de ésas. Pero eso no va a suceder.

Sólo queda ver cómo le hará el gobierno federal o que por fin alguien cuerdo y de la confianza del presidente se le acerque y le diga que sus planes son un disparate y que por una vez en su vida López Obrador haga caso y tome el consejo.

El consejo de ancianos que tiene, o sea, su gabinete, se está viendo que no sirve para nada, sólo se duermen en sus conferencias mañaneras y ya uno de ellos -aunque era un senador afin a él y no uno de sus colaboradores-, se desmayó.

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