El óvulo, como la semilla y el huevo




Los que están a favor del aborto aseguran que un feto, un embrión, no puede considerársele un ser humano, los más extremos e ignorantes ni siquiera lo consideran una vida al conjunto de células que se desarrollan en el vientre de una mujer.

Los científicos no se ponen de acuerdo y tanto abortistas como no abortistas fácilmente pueden buscar vídeos, documentales y materiales parecidos para sustentar sus posturas.

Yo lo veo así: un grano de maíz no es una planta de maíz y mucho menos un elote, pero es una planta en potencia y una vez sembrado y germinado ni se diga; lo mismo pasa con un huevo, si está fecundado y debidamente cuidado dará lugar a un animal con el paso de los días.

Con los mamíferos, entre ellos el ser humano, sería lo mismo. Un cigoto es un ser vivo en esencia y en un proceso normal se convertirá en embrión, luego en feto y así hasta tener forma de persona en miniatura, que llegado su tiempo saldrá de la madre y continuará su desarrollo hasta ser alguien adulto.

Una semilla, un huevo o un óvulo no tienen vida, pero sí pueden darla con el debido proceso. No hay ningún castigo por tirarse o comerse la semilla o el huevo o que el óvulo se pierda de forma natural, pero al ser fecundados y teniendo más adelante un desarrollo, debería ser una vida en su mínima expresión, pero vida al fin.

Entonces estar a favor del aborto no tiene mucho sentido.

Ciertamente se enumeran varias razones para promover la interrupción del embarazo, varias de ellas sin sentido: como un método de planificación familiar o como una forma de dar una vida digna a las adolescentes y mujeres jóvenes que se embarazan sin estar preparadas para ser madres.

Pero otros abortistas que ven más allá mencionan las violaciones, la enfermedad, la misma ignorancia y otras ya no tan fáciles de debatir por los que se oponen a que la mujer aborte.

Entonces, el tema desde el simple punto de vista del aborto en sí, no puede ser tratado tan a la ligera y tampoco se puede insultar o agredir a los que piensen distinto a uno, en lugar de eso habría que tratar de razonar y llegar a un acuerdo. Claro que existen posturas donde predomina la cerrazón como aquella de “mi cuerpo mi decisión” y ahí no hay nada que hacer.

Mejor debatir con los que sí ven en esto todo un tema social, económico y de salud y no como una bandera o capricho de cierto sector de la población.

El aborto no es la solución y oponerse a ello de manera tajante y sin alternativas de ningún tipo tampoco lo es.

Sería bueno un diálogo entre gente de uno y otro lado, pero gente que piense realmente, que tenga conocimiento y no sea cerrada y pensar en soluciones para evitar la interrupción del embarazo pero que vea también por las mujeres que están en esa situación, no sólo prohibirles.

Ojalá algún día se vea esto sin mayor apasionamiento porque, con un presidente de izquierda que le huye a los temas espinosos pero con diputados de su partido que seguramente querrán imponer por mayoría el tema del aborto en política nacional, en algún momento de este sexenio se tocará el asunto.

Entonces más valdría tener un acuerdo razonado con tiempo porque es casi seguro que habrá que atorarle.

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