Así fue Tepa en el tiempo

Los cigarros

Por Juan Flores García




Cigarros, cerillos, chicles... era el cantar de su servidor cuando en la función del Cine América que siendo ambulante venía de San Juan de los Lagos cada mes. Este le hacía competencia al Cine Samartín, establecido en Tepa, por los años cuarenta y se instalaba en la Plaza de Toros. Una vez que llegaba, surtía mi cajón de todo lo que era bueno en una función de cine con la alegría compartida con el público, disfrutando de una película romántica o una dramática de la "Abuelita" doña Sara García y don Fernando Soler. Mi trabajo como comerciante, consistía en caminar entre el conjunto de gente en cada tiempo de cambio de rollo de la película, pues era una sola máquina la que proyectaba la imagen. ¡Cigarros, cerillos, chicles, chocolates!... gritaba al paso que caminaba entre las filas de sillas mientras cambiaban el rollo. En cuanto a los cigarros que ofrecía eran, desde los de hoja, Faros, Alondras, Carmencitas, Tigres, Fragantes, Argentinos, entre las marcas de cigarros populares a precio poco costoso, de mucha demanda, pues había mucha gente que fumaba. Entre las marcas de los más vendidos teníamos Luchadores, Realtos, Alas, Casinos, Del Prado, cigarros mentolados eran los Gratos, Monte Carlo y Monte Carlo extra, de sabor fuerte; Bohemios, Quintos, Delicados, Fiesta, Belmont, Elegantes, Cumbres, Embajadores, Marlboros, Negritos y Raleigh. Como vemos, había tanta marca como fumadores que encuentran placer en inhalar la bocanada de humo y cargar el pulmón para contraer el cáncer. Esta y otras enfermedades pulmonares se padecen y traen la muerte. Esta es mi cooperación. Al ser el abastecedor de cigarros, me surtía de la tienda de José Cortés, llamada El Progreso, persona que tenía gran existencia de todos los artículos que menciono, él tenía para vender al mayoreo. Esta era una de mis actividades comerciales que desempeñé a lo largo de mi carrera comercial, siendo mi edad apropiada para entonces; los años cuarenta. En la Plaza de Toros, donde se llevaban a cabo estas aventuras entre las estrellas de cine nacional, y la gente que asistía a esas funciones donde estaba el placer y el negocio, caminando entre las líneas de sillas pregonando otra vez que cargaba en un cajón sobre el pecho sostenido por un tirante de cuero. Los chocolates de fino sabor y elegante presentación, eran consumidos por las damas presentes en esta función de cine o en los festivales taurinos, concesión que tenía para mi "negocio", ampliado con el alquiler de cojines para mayor comodidad, estos tenían lugar por la tarde. Esto a pesar de ya desde entonces las recomendaciones de fumar menos por el mal que causa a nuestro organismo. El precio de este maléfico producto estaba al alcance de cualquier situación económica, de ahí que con un centavo o dos que costaba el cigarro de hoja, hasta el más caro de treinta centavos. Había abundancia de fumadores, y cuidado especial se tenía con los chamacos que por la calle se encontraban, y un mayor de edad, tenía el derecho de corregirlo sin reclamo de nadie. Las fábricas de estos más de 25 marcas de el Buen Tono y de la cigarrera El Águila S.A., esperábamos pues que el Cine América viniera a pasarnos aquellas taquilleras películas para gritar "cigarros, cerillos, chicles, dulces!... porque decimos que así fue Tepa en el tiempo.

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