Las boticas

Por Juan Flores García
Agradecemos sus comentarios a: jofloreso@prodigy.net.mx

Cuando le preguntamos a las nuevas generaciones sobre las boticas, ya son pocos los que reconocen, primero, que existía un lugar con este nombre y menos aun, qué actividad se ejecuta dentro de ellas.

Por su parte, las antiguas generaciones (de los abuelos) en su mayoría saben, que el boticario es un artesano –trabajador manual- que elabora ciertos medicamentos a cambio de una compensación monetaria, pero al mismo tiempo ignora, que tras este trueque se encuentra toda una historia donde existe un antecedente de conocimientos transmitidos de generación en generación.

Es poco conocido que hablar de un boticario, es tener en cuenta muchas horas de práctica y sobre todo estudios médicos, botánicos y químicos en primer lugar. Los boticarios que nosotros conocimos los que vivimos por largas temporadas en Guadalajara, estaban establecidos casi todos en los barrios más antiguos o en el centro de la ciudad y con ellos se acudía a surtir la receta cuando el enfermo era atendido por un médico. Algunos boticarios recetaban y aunque no se distinguían propiamente por una marcada especialización en su ejercicio, más bien, existió un ambiente propio para la usurpación de actividades sanitarias, en donde, sin estudios escolares y a veces con escasa práctica de por medio, muchos individuos (los que retomaban la vía legal) se presentaban ante una autoridad médica superior designada, a presentar examen para adquirir su licencia y poder abrir y atender su botica.

De este modo se hizo común que algunas personas pasaran como boticarios o médicos cirujanos. Aquí en Tepa fueron de sobra conocidos los boticarios que en aquellos ayeres nos atendían de una manera especial tanto por su capacidad farmacéutica como por su don de amistad con las familias que integraban nuestra pequeña sociedad.

Eran los tiempos en que las enfermedades atacaban más a los niños, sobre todo cuando entraba la canícula. Periodo de tiempo en el año en que son más fuertes los calores y causan más enfermedades por deshidratación causando en muchos caso la muerte de los niños. En esta época del año era cuando más ocupados estaban los boticarios en preparar las medicinas. La deshidratación grave que más frecuentemente sufrimos en esos tiempos y aun hoy con todos los adelantos de la medicina se padece por una enfermedad gastrointestinal aguda cuyas manifestaciones son vómito y diarrea abundante.

La principal complicación es la deshidratación grave que lleva a la muerte y esto pasaba con frecuencia en nuestras familias que llegamos a perder varios hermanos pequeños de menos de un año de vida. Hablamos de diarrea abundante, cuando los tiempos lejanos, no conocíamos esta palabra, así como la de deposiciones y como mal chiste, contamos que una persona que tuvo un enfermo de este mal fue con el médico y le dijo que tenía “basca y chorro”. El médico le recetó unas cucharadas y le dijo: si no se le cortan las deposiciones, rápido vienes para darte más. Cuando la persona regresó le preguntó el médico que si le seguían las deposiciones al enfermo. Llorando la persona le contestó: “No doctor, nomás chorro le pegó y se murió”.

Ahora se conoce diarrea a la que nosotros llamábamos “chorro” y nuestra madre nos curaba primero con medicinas caseras preparadas con hierbas medicinales y si no se curaba entonces acudían al boticario que tenía la habilidad necesaria en la elaboración de medicamentos, emplastos, ungüentos o píldoras.

En Tepa conocimos hasta el año de 1938, algunas boticas atendidas por Don Arcadio Fernández Lomelí, Dr. Manuel González Vargas, Pedro Navarro de la Torre, Miguel Medrano, Jesús Martín del Campo, Ma. Esther Gutiérrez, estos últimos ejercían sin título de farmacia.

Ya para los años cuarenta en su panadería Don Francisco Gutiérrez vendía medicina de patente y poco a poco fueron desapareciendo las boticas y ocupando su lugar las farmacias y el avance de la ciencia médica no se hizo esperar. Muy distinguidos fueron aquellos hombres conocidos en el ejercicio de boticarios que conocimos a principio del siglo pasado que si bien eran pocos, cubrían las necesidades más urgentes en nuestra pequeña entonces población. Y por eso decimos que así fue Tepa en el Tiempo.

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