Por Víctor Manuel Mendoza Ocampo
Lagos de Moreno, Jal.- Aproximadamente unos 20 periodistas de los estados de Jalisco, Aguascalientes y Guanajuato fueron invitados para realizar un recorrido por algunas de las haciendas de Lagos de Moreno, municipio que cuenta con más de 80, algunas de ellas aún en excelente estado y que han sido acondicionadas como hoteles.
La invitación corrió a cargo de la Secretaria de Turismo de Jalisco, que ha iniciado una campaña para dar a conocer a nivel nacional estos legados a través del programa “Jalisco es México”. La idea es atraer turistas a esta parte de la región y las haciendas juegan un papel muy importante, ya que a través de ellas el turista nacional y extranjero podrá realizar cabalgatas por el campo, ir de pesca, probar la tradicional comida típica de estos lugares e incluso visitar en su interior de ellas verdaderos museos, ya que en algunas haciendas se localizan muebles que fueron propiedad de Porfirio Díaz y en otras habrá exhibición de charrería.
Haciendas como la de Sepúlveda, San Rafael y la Estancia ya están prestando servicios con la comodidad, discreción y el descanso que desea cualquier turista, incluso se han armado diversos paquetes para que todos aquellos que lleguen a esta región, tengan la oportunidad de visitar estas haciendas que no sólo marcaron la prosperidad de estas tierras y de un grupo de gente, sino que marcaron una cultura que hoy pone muy en alto el nombre de Lagos de Moreno.
Durante este recorrido que tuvimos la oportunidad de realizar, fuimos recibidos por los mismos propietarios, quienes se mostraron amables y accesibles, además fuimos acompañados por el señor Alfredo Lara, Delegado de Turismo en la región.
La primera que visitamos fue la de Sepúlveda, en donde fuimos atendido por su propietario Juan Alfonso Serrano, quien señaló que a través de 300 años han logrado sobrevivir estos cascos y muchas de ellos aun son productivas, otras ya forman parte del centro turístico convirtiéndose en hoteles, museos y de esta forma sacarle provecho al casco.
Otras hacienda que se visitó fue La Estancia, majestuosa como pocas y que cuenta con unas de las mayores colecciones de cobre del país; tiene 3400 hectáreas y se puede practicar el deporte extremo, aquí no se permiten niños, sólo adultos. Se estuvo también en la de Sanfandila propiedad del señor Juan José Vega Guerra, una hacienda que te invita a soñar, majestuosa y con unos jardines realmente hermosos; la hacienda de Tlalixcoyan es una de las más viejas, en su templo se encuentran tumbas de 1853 y se dice que fue fundada por los españoles en el año de 1590, este casco antiguo y que también es parte del corredor turístico es propiedad del señor Pablo Gómez Portugal Celis.
Al día siguiente visitamos San Bernardo, fundada en el año de 1850 por don Bernardo Flores y en 1942 fue adquirida por don Gildardo Guerra González, todo un personaje y con una plática muy amena. Esta hacienda sigue produciendo, aunque no como antes, pues en el tiempo del populista Luis Echeverría, lo mejor de la tierra se la dieron a los ejidatarios. En San Cayetano se practica la equinoterapia y aquí la visita fue realmente grata y sorpresiva para todos, pues en una camioneta nos llevaron hasta las partes altas de la sierra y ahí, el dueño sólo hizo tocar el claxon varias veces, cuando una manada de aproximadamente 40 yeguas se descolgaron, dando para quienes estábamos por vez primera en este lugar, un espectáculo impresionante.
Ya entradita la tarde, llegamos a la hacienda de la Labor, fuimos recibidos por su propietario Don José de Jesús Vega y sus nietos, todos ellos vestidos de charros, nos ofrecieron una suculenta comida y mas tarde una exhibición de charrería. Don Jesús es un hombre ameno, alegre y un gran anfitrión, que forma una bella familia, nos invitaron a ver su museo particular, todas las cientos de figuras tienen afinidad con las haciendas y la charrería, además un cuarto con unas 25 sillas de montar, muchas de ellas de gran belleza.
En fin, espacio falta para escribir tantas cosas de estas haciendas y de su bella gente, pero antes de terminar, quiero invitar a todos aquellos amantes del campo, de la historia alteña, que sería bueno que un fin de semana visiten estos lugares, porque estoy seguro, que no se arrepentirán.
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