¡Bola de jotos!

Gustavo González Godina

Hay en el sur de Veracruz un pueblo bonito, al que sus autoridades y algunos habitantes prefieren llamarle “villa”, así que se llama pues Villa Oluta y está casi conurbado con la ciudad de Acayucan. Ahí existe en estos momentos escándalo y preocupación por tanto joto maricón. La iglesia católica del lugar, que está a punto de celebrar sus fiestas patronales en honor de San Juan, no quiere a bordo de los carros alegóricos que van a desfilar a ningún homosexual haciendo desfiguros.

Y es que en días pasados, el sábado concretamente hubo un certamen para elegir a la reina de las fiestas, de la fiesta profana que se desarrolla junto con la fiesta religiosa, organizado éste por las autoridades civiles y en el cual la ganadora fue una jovencita muy guapa llamada Fabiola.

Y al día siguiente, domingo, los homosexuales organizaron su propio certamen en el mismo lugar y con el mismo escenario, señal ésta de que la autoridad lo permitió. Se presentaron la bola de jotos, bueno, eran sólo cuatro candidatos, o candidatas, no sabe uno ni cómo llamarles, primero en traje casual con una coreografía que habían preparado para la ocasión, luego desfilaron en traje de baño y finalmente en traje de noche, con vestidos de mujer por supuesto. No sabemos quién ganó y francamente ni nos interesa.

Y bueno, para no quedarse atrás la iglesia católica a cargo del párroco Aarón Reyes va a organizar este sábado, hoy, su propio certamen para elegir a la reina de las fiestas de San Juan Bautista, luego de lo cual al día siguiente, domingo, habrá un paseo-desfile de dicha reina, de sus princesas y del resto de la corte, en la que el señor cura no quiere que se cuele ningún maricón porque la exhibición de estos representa fomentar la homosexualidad y arrastrar a otros, por lo general pequeños, por el mismo camino.

Y es que en Villa Oluta hay muchos puñales que ya han causado problemas. En Acayucan tenemos una revista que se llama precisamente La Revista de Acayucan y la Región, en la que había una colaboradora que diseñaba las páginas, vendía publicidad y hasta tomaba fotos y reporteaba algunas notas. Tenía varios amigos homosexuales, especialmente dos y se juntaba mucho con ellos.

El entonces director de La Revista le dijo en más de una ocasión: Juanita, no te juntes mucho con esa gente porque te van a traer problemas. “¿Por qué? -preguntaba ella- yo no le veo ningún problema”. Porque los homosexuales, le explicaba el director, tienen un problema de personalidad muy serio, tienen un desequilibrio emocional muy cañón, porque ni son hombres ni son mujeres, son personas que se sienten mujeres en cuerpos de hombres, y ese desajuste emocional los hace ser volubles, desleales, traidores, no todos pero es una característica; aléjate de ellos porque un día de estos te van a hacer una trastada.

“No -insistía ella-, si “la Paloma” es muy lindo”. ¿Una paloma lindo?, qué problema con la identidad... hasta uno se hace bolas con los géneros para referirse a los homosexuales -gays si tienen dinero, pu... ñales, jotos o maricones si son pobres-, una paloma es linda, un palomo sería lindo, ni en la gramática encajan.

Bueno pues esa “Paloma” lindo y su amig@, a quienes nuestra colaboradora en La Revista llevaba a su casa, junto con otros dos de su calaña terminaron violando a un niño de 7 años de edad, sobrino de nuestra amiga. Fueron denunciados, perseguidos y encarcelados parte del grupo de degenerados pero al poco tiempo salieron libres, nuestra colaboradora daba vueltas y más vueltas al Ministerio Público, a los juzgados, hasta al Tribunal Superior de Justicia en Xalapa buscando que le hicieran justicia, pero fue en vano.

Y no sólo eso, la comunidad homosexual en Oluta es tan fuerte que mientras estaban detenidos los violadores, movilizaron a un grupo de vecinos que llevaron a cabo manifestaciones de protesta por la detención y exigiendo -¡hágame usted el favor!- que se fuera de Oluta la familia del niño violado “por revoltosa”. Y finalmente se fueron, primero mandaron al niño a Estados Unidos con sus padres que allá vivían ya y donde recibió atención psicológica por el trauma que le causaron, y después se fue también la familia, al estado de Coahuila y finalmente igual a Estados Unidos.

Y cada vez hay más homosexuales en Oluta, pueblo que era conocido antes por ser la cuna de La Malinche, de la que se sienten orgullosos los olutecos, pero si siguen por ese camino dentro de muy poco se va a conocer mejor como el paraíso de los jotos, porque de por sí hay bastantes y luego llegan los de Acayucan, y se va alguno a trabajar lejos, a Monterrey por ejemplo, y regresa para las fiestas con otra bola de maricones y el pueblo entero parece la jaula de las locas.

Y nuestra cantaleta de siempre, de respeto a la diversidad sexual y a las preferencias de cada quien: cada cual es muy libre de hacer de su ese un papalote y echarlo a volar, pero una cosa son sus preferencias sexuales y muy otra la promoción que le hacen algunos a su homosexualidad, con desfiles y concursos para elegir a su “reina”, eso es fomentar la homosexualidad, la desviación y lo anormal, porque si los niños del pueblo ven que se pasean, que se visten de mujeres y que hasta les aplauden, pues confunden lo normal con lo anormal, creen que está bien, que no hay problema y es más fácil así pervertirlos.

Si la autoridad municipal autorizó el certamen de la “reina” gay, debería reflexionar un poco acerca del daño que puede causar en los niños este tipo de eventos; y si la autoridad religiosa está en contra de este tipo de manifestaciones, también debería reflexionar en eso la autoridad civil, porque no es lo mismo gobernar teniendo por aliado al señor cura que teniéndolo en contra, el pueblo es aún muy religioso y se le pueden complicar las cosas al ayuntamiento desde el púlpito.