Nuevo y moderno edificio del Seguro; con mismos maltratos y deficiencias

+ La atención al paciente sigue
siendo un punto negativo del IMSS

+ Que cuentan con la última tecnología
pero no tienen aparato de rayos X

Por Alejandro González Ontiveros.- La nueva clínica del IMSS en esta ciudad, ubicada a un costado de la carretera a San Juan, promete mucho pero sus servicios y personal dejan mucho qué desear.

Malas caras, lentitud para atender y falta de servicios es lo que tienen que soportar los que deban acudir al nuevo nosocomio por alguna urgencia médica. En pocas palabras, el servicio sigue siendo idéntico al que se prestaba en el edificio improvisado de Jardines de Oriente, por lo que los derechohabientes sólo pueden consolarse con las paredes recién pintadas y espacios más amplios del nuevo hospital.

Personal del IMSS cacarea todo lo que puede las bondades de la nueva clínica del IMSS, que es un hospital de última tecnología, que sólo hay dos en su tipo en todo el país, que los pacientes son recibidos enseguida por personal médico y los trasladan en silla de ruedas desde la entrada hasta el interior de la clínica y que además son atendidos enseguida y no como antes que había que esperar varios minutos o hasta horas.

La realidad es que las sillas de ruedas brillan por su ausencia, con mayor razón el personal que esté atento a que llegue algún doliente para brindarle atención al instante. A la entrada hay un encargado que se limita a no dejar pasar a la gente sin antes ponerle líquido antibacterial en las manos; en la recepción una empleada toma los datos de la persona que necesita atención médica y determina el grado de urgencia que presenta y le dice a sus familiares que pronto saldrá un doctor o una enfermera para llamar al paciente.

El llamado puede demorar unos minutos o algo más, pero nunca es instantáneo, aunque no significa que ya por eso la persona ya recibirá atención médica, pues el tipo de mal que se traiga y si es necesario encamar, practicar curación o cirugía o algún tipo de estudio o análisis extras son factores que prolongan la estadía en el hospital, pues el multimillonario nosocomio de última generación, por increíble que parezca, no tiene aún todos los aparatos y tecnología necesaria para dar atención integral al paciente.

Una persona en días pasados acudió al nuevo seguro por una aparente fractura de dedos; el hospital, con su millonario presupuesto olvidó comprar un aparato de rayos X, por lo que el personal debió remitir al paciente a un estudio particular, con el que tiene convenio, a fin de que le tomaran la placa radiográfica.

Eso sólo retrasó el diagnóstico y alargó la dolencia, pues el paciente y sus familiares debieron regresar a la ciudad para la radiografía y de nuevo retornar a la clínica, ocupando alrededor de una hora en hacer ese movimiento extra por culpa de un seguro mal equipado.

Ya con radiografía en mano, debieron esperar todavía más de una hora en la sala de espera, pues el malhumorado doctor y las déspotas enfermeras por razones desconocidas no recibieron al paciente al instante. Por fin, pasó de nuevo a consulta donde finalmente vieron que efectivamente traía una fractura en sus extremidades, le pusieron yeso y asunto arreglado.
Y para no extrañar las incomodidades del viejo seguro de "el de la Pepsi", en este nuevo hospital las calles no quedaron completamente pavimentadas y no hay ningún lugar decente para estacionarse, por lo que hay que bajar a un terreno lleno de piedras y tierra y ahí dejar el vehículo.

El edificio en apariencia luce moderno, aunque no es más grande que aquel que se inundó en el 2003. Hay rampas de acceso, amplios ventanales y buenos acabados; pero la inconcebible falta de algunos equipos y el mal trato de algunos empleados hacen pasar desapercibida la modernidad de las instalaciones.

Cabe señalar que en la sala de espera una menor de edad que también esperaba atención médica vomitó en el piso, en el tiempo que personal de este Semanario permaneció en el lugar, ningún encargado acudió a limpiar el vómito que yacía en el suelo.