Por Rubén Arias Barajas
Vaya para Ustedes el saludo semanal de costumbre.
El año que ya se despidió nos ha traído una ola de frío tan intenso y fuerte que una estela de enfermos se encuentra por donde quiera en la Región, acusando en las vías respiratorias los estragos.
Lo que debe preocupar, es que de por sí las medicinas están tan caras y luego ahora con el problema de no poderlas conseguir sin receta médica, los antibióticos claro, pues eso como que complica la atención a la salud que está garantizada constitucionalmente, pero que es letra muerta como muchas otras cosas que están plasmadas en la Carta Magna.
Seguimos siendo un país surrealista. Vea Usted: se habla de que millones de mexicanos que no cuentan con el servicio de atención a la salud por no estar afiliados al IMSS o al ISSSTE, están protegidos ante CUALQUIER problema de salud, con sólo afiliarse al Seguro Popular tan difundido por el Gobierno Federal.
Es de dar risa tal aseveración, pues si cubriendo un pago no se recibe muchísimas veces la atención requerida, por ejemplo el IMSS que poco falta para que se declare en bancarrota, pues aunque hacen todo lo que pueden, la verdad es que muchos medicamentos escasean y no les surten a los derechohabientes a quienes traen a las vueltas para checar si es que la semana siguiente o a los quince días ya les llegó el surtido de tal o cual medicina.
Es decir, si el IMSS que recibe un ingreso mensual fijo, no tiene la capacidad de atender eficientemente a sus pacientes, teniendo hospitales grandes, equipamiento técnico y humano y presencia en todo el Pais, pues ¿cómo es posible entender que el Seguro Popular que muy poco ha ampliado su infraestructura por no decir que nada, podrá satisfacer las necesidades de los asegurados en éste programa gratuito?, por supuesto que no alcanza, ni por instalaciones materiales, ni equipamiento tecnológico ni siquiera con el personal necesario, ninguna de esas cosas las tiene en calidad y cantidad que puedan garantizar para TODOS los inscritos, que les resolverán su situación de salud sin importar la gravedad de la misma.
¿Cuántas veces nos ha pasado o por lo menos hemos escuchado de algún familiar, amigo o conocido, el comentario de que tuvo que ir a una farmacia particular para comprar con dinero de su propio bolsillo medicamentos que no le fueron surtidos en el IMSS porque no los tenían en existencia?, seguramente que todos o la gran mayoría sabemos que eso está sucediendo y que conforme pasan los meses, el problema puede que tienda a agravarse a menos que el Gobierno Federal destine una cantidad multimillonaria para regularizar esa situación del IMSS.
Como siempre, el más pobre resulta ser el más amolado, porque aunque parezca cruel lo que voy a comentar, no negarán que es una gran verdad. El pobre se enferma y si no tiene dinero para curarse, simplemente se agrava y muere, tal vez con muy honrosas excepciones y no sucede nada, no sacude a nadie fuera de su familia, no trasciende, no mueve a los Representantes Populares, el destinar mas apoyo económico a Instituciones como el Hospital Civil y otros lugares en donde es la única alternativa para los que no tienen dinero.
Inclusive, conozco de casos en donde por causa de una enfermedad, se ha internado al paciente en un hospital de buena calidad donde se supone tienen los medios y la capacidad suficiente para sacar adelante al enfermo y los esfuerzos y medios aplicados no fueron suficientes y el paciente murió. Y entonces la familia se quedó sin el familiar y tuvo que vender su patrimonio hecho con tanto esfuerzo durante toda su vida, para pagar la cuantiosa deuda por la atención médica brindada a quien no obstante eso, pereció.
¿Es el tamaño del hospital, las comodidades, el equipo de diagnóstico y laboratorio, el cuerpo médico, definitorio para conservar la vida?. Todo parece indicar que si. Entonces, ¿qué nos puede pasar a los que no contamos con los recursos económicos para atendernos en uno de esos hospitales si lo necesitamos?. Muy probablemente no superaremos la enfermedad y moriremos, sí, creo que eso sucederá.
No es menospreciar o ignorar la voluntad divina, para nada, esa ya sabemos que es la primerita que interviene y decide, pero nosotros también debemos contar con los medios idóneos para salir adelante.
Tampoco es menospreciar, de ninguna manera, los esfuerzos enormes y valiosísimos que hacen médicos y enfermeras de instituciones que gratuitamente o a muy bajo costo asisten a los enfermos. Sé, lo sé muy bien, que ellos hacen todo lo que pueden y que el principio de Hipócrates es respetado ampliamente. Son héroes de una batalla que se libra todos los días, donde algunas veces se pierde y otras se gana, es como una gran lotería en la que todos algún día tendremos un número y sabremos de nuestra suerte.
Pero yo tengo un sueño, como dijera aquel afro americano asesinado Martin Luther King, pues me encantaría que los Diputados de todos los partidos se sensibilizaran y el gobierno y sociedad juntos, pudieran formular una ley en donde se establezca una tarifa para los servicios médicos y hospitalarios y que hubiera un tope máximo de donde no se pueda exceder. Es normal que existen médicos especialistas muy prestigiados y con amplia experiencia y capacidad que deben cobrar más, pero deben tener un límite. Al igual el costo de los cuartos de hospital y los servicios en general, pues es absurdo que algunos cobren más caro que un hotel de gran turismo.
Los negocios registrados son lícitos, las tarifas que algunos manejan, es lo que me parece abusivo por decir lo menos. La salud es el tesoro más preciado que tenemos y no se vale que se juegue con ella y tampoco que se lucre sin medida. Toda inversión, trabajo o esfuerzo, merece y requiere una remuneración, pero ésta debe ser proporcional, justa, equitativa y en los servicios particulares no existe tal regla, ahí es donde la Autoridad o a quien le competa, debe intervenir y regular.
Grandes capitales han ido a engrosar las cuentas de los propietarios de hospitales por culpa de una enfermedad de esas que mantienen hospitalizado y sufriendo por largo tiempo a un paciente que finalmente falleció o a lo mejor salvó la vida, pero le costó casi un ojo de la cara, porque el precio de los medicamentos y los equipos utilizados, se cobran en cantidades estratosféricas que analizado en detalle, creo no se justifican.
Valdría la pena pues darle una estudiadita al asunto a ver si hay por ahí algún Diputado valiente que tome el toro por los cuernos y haga algo respecto a éste tema, porque tendría un muy grato impacto social, sería justicia plena en un campo muy sentido.
Por ello, les deseo antes que todo, SALUD a todos ustedes amigos lectores del 7 días, y nos leeremos por aquí durante otro año más, SI DIOS QUIERE. Felicidades a todos.
0 Comentarios