Por Óscar
Maldonado Villalpando
Cada hombre lleva dentro de sí la imagen de su
creador, imagen que lo relaciona a todo lo que es bello, bueno y verdadero.
Todos llevamos en el genoma esos signos de su
herencia.
El niño o joven que se va al Seminario, afina su
espíritu en esos tres aspectos. Crece su capacidad para percibir esas
perfecciones en todas las cosas y por tanto, el poeta es lira privilegiada de
Dios.
La historia
En 1967, en noviembre, un grupo del Seminario, 1º
de Filosofía, fue remontado a la casa del seminario de Tapalpa, 6 años después
que ahí mismo empezaran sus estudios, en circunstancias ya conocidas, era la
generación 1961 y su superior don Felipe Aguirre Franco. Ahora encabezaba la
expedición, el ahora Cardenal, don Juan Sandoval.
Recién había terminado el sexto año de
humanidades, cumbre de toda una hermosa etapa en la formación. Año donde se
había contado con la tutela de grandes maestros, como el nunca bien ponderado,
don José Ruiz Medrano. Que lanzaba a sus alumnos a hacer versos en forma
compulsiva, a contar, a contar sílabas, a meterle ritmo a la expresión. A ligar
los hondos sentimientos a la expresión perfecta. Buscar lo distinto, a darle
vida a la palabra. Hacer poesía de todo, de los tiempos, lugares, eventos,
celebraciones. Y tener como ejemplo a los clásicos, a los místicos españoles, a
los grandes mexicanos, a los sobresalientes sudamericanos. Y qué decir de don
Benjamín Sánchez, el gran místico de la Eucaristía, que enseñaba a saborear las
almas de los grandes como Alfredo R. Plasencia, en Lo que fue del Soprano o En
qué paró el soprano. Y declamar sus estaciones del Romancero de “su propia
mano”, de su misma voz, de su gran corazón, don Néstor Romo, la métrica latina,
etc.
Cambio drástico
El año terminaba, los exámenes, el cambio a otra
etapa. La Iglesia dice que (Vat. II) el joven seminarista, debe acrisolar su
fe, su ser de cristiano. Ese año, como ensayando caminos, así fue para este
grupo. Un trimestre de Historia de la Salvación con el texto de Pool de Surgy,
a cargo de don Juan Sandoval.
“Tu amor y yo frente a frente,
A solas los dos estamos
y tus dos ojos me dicen
lo que no puede tu labio” (Romancero)
Y luego las bases de la Filosofía, los
instrumentos: La lógica Menor, la argumentación, y la Metafísica, cualidades
del ser.
De soñar, de imaginar, de crear a la mecánica de
las palabras, a la profundidad del ser, pues la pluma seguía viva en la
dirección emprendida en la etapa de las humanidades.
Un ejemplo
Uno de los alumnos, ante la resequedad de las
ciencias abstractas, escribe a su entorno, a sus 20 años, personifica a
Tapalpa, ve sus ojos, contempla su belleza y le canta de esto modo, es Alfonso
Ramírez Vigil.
Tapalpa
Su beso de ángel con sabor a miel
brinda Tapalpa, sinigual doncella,
cuando sus ojos con fulgor de estrella,
ven el ocaso en su sagrado edén;
y en la fragancia del mirar aquel,
cautivo queda quien se acerca a ella;
lúcida ninfa, celestial y bella,
de pecho amante, de embeleso cruel.
¡Tapalpa, tú cautivas y encadenas
con redes engañosas de mujer!
¿por qué si tu jardín es de azucenas
prisión lo vuelve, solo tu querer?
Acaso es que tú gozas de las penas
de todo el que te viene a conocer?
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