Todo mundo en Tepa se regodea al decir
que el municipio es el primer productor a nivel nacional de huevo, que el
producto de gallina que sale de aquí alimenta a medio país o hasta más.
Son varias las familias que han hecho su
fortuna de producir huevo y la ciudad es conocida a nivel nacional por sus
mujeres bonitas y la avicultura.
Todas las madrugadas salen decenas de
camiones a distintas partes de la república a llevar huevo, huevo tepatitlense,
a las mesas de millones de familias de todo el país.
La industria avícola se ha perfeccionado
al grado de ya no solo ofrecer huevo tradicional, sino líquido, en polvo o
enriquecidos con vitaminas, que con menos colesterol, que huevos extragrandes,
casi que nomás falta que se produzca el huevo cuadrado.
El año pasado se hizo la Expo del Huevo,
con Huevote Parade incluido, que hasta se llevó a Guadalajara a exhibirse.
Aquí en Tepa, la pregunta metafísica
sobre qué fue primero, el huevo o la gallina, ya está respondida, porque parece
que sólo existe el primero y nunca nadie se ocupa de las gallinas, tan sólo las
empresas de genética y las que elaboran suministros y medicinas para dichas
aves.
En esta ciudad y sobre todo en el
mundillo futbolístico local, es de sobra conocido el equipo Aves Blancas, que
se originó jugando para la tercera división, aunque ahora ya tienen equipos en
otras categorías con el mismo nombre.
El equipo fue creado por un conglomerado
de empresas dedicado a la avicultura y el nombre, obviamente hace referencia a
las gallinas, pero este animal nunca es mencionado, como que a los dueños del
equipo les hubiera dado pena que los aficionados hubieran gritado: ¡vamos
gallinas! o que los rivales hubieran dicho al verlos: ahí vienen esas pinches
gallinas…
Fuera de eso, la institución Aves Blancas
hace un digno papel en el deporte, siendo semillero de varias promesas
infantiles y juveniles que hasta a primera división ha exportado ya jugadores.
Aves Blancas merece el mismo respeto o más que la compañía avícola propietaria,
por su ejemplo para la comunidad; pero que no les digan gallinas nomás.
Y otro ejemplo de la pequeña vergüenza
emplumada de Tepatitlán, es el monumento a la avicultura, en la glorieta de la
avicultura -no es mentira que aquí todo es huevos y avicultura-; la figura
consiste, sí, en un huevo, con un ala saliendo del mismo, pero según sus
creadores y la autoridad, la extremidad corresponde a un águila (!).
Como que hacer una escultura de casi
medio millón de pesos a un animal tan prosaico y tan poca cosa como la gallina,
nomás no iba, por eso a alguien se le ocurrió mejor que fuera un águila.
Ahora resulta que la avicultura en Tepa
no se da gracias a las gallinas, sino a las águilas, donde decenas de granjas
por todo el municipio, con casetas que albergan miles o millones de águilas,
poniendo huevo una o dos veces por día.
¿Por qué menospreciar a la gallina que
tanto hizo por el pueblo y contribuyó a la riqueza de varias familias de
Tepatitlán? Ciertamente la gallina no tiene ningún atributo ideal como
fortaleza, belleza, gallardía, porte y todo eso, pero contribuye a la
alimentación del hombre, siendo muchas veces su único bocado.
¿El águila que hace por nosotros? Nada,
¿entonces por qué hacerle un monumento? Es más, al hablar de águilas, es casi
seguro que nos remontemos a un equipo de fútbol que tiene varios años
deambulando por la calle de la amargura, y que para nuestro coraje, no importa
lo que haga, pues gracias a la mafia de la Federación, seguirá jugando por
siempre en el máximo circuito, pues el día en que matemáticamente no le quede
de otra más que descender, la mafia inventará alguna mamada para que el América
siga jugando en la máxima categoría, por órdenes del patrón… Faltaba más.
¿Y el tocayo?
Se hizo ojo de hormiga el tocayo Gustavo
Gutiérrez Olivares, presidente del PRI de Tepatitlán y funcionario cercano a
Cecilia González. Sólo se sabe de él por los
buenos deseos y parabienes -que no faltan en estas fechas- que nos hace
llegar gracias a Facebook y Twitter.
Se dice que al tocayo le jugaron chueco
desde el PRI estatal y por eso ya no se ha aparecido públicamente ni ha dado
declaraciones.
No tuve oportunidad de asistir a la
inauguración de la turboglorieta del águila, o lo que es lo mismo, la glorieta
de la avicultura, que tuvo lugar este pasado jueves. No sé si Gustavo Gutiérrez
estuvo presente en el evento o no, pero si no estuvo, entonces sí habrá sido en
serio aquello de que ya no quiere aparecer en los reflectores.
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