Por Ana Paula de la Torre Díaz
Caballos cansados
Así se refirió Salvador Caro, priísta y ahora virtual
candidato a la alcaldía de Guadalajara por el Movimiento Ciudadano y el PT (que
por cierto es una incongruencia total que milite en un partido y sea candidato
de otro), sobre los candidatos a la misma alcaldía de su partido PRI
(Ramiro Hernández) y PAN (Alberto Cárdenas).
No es que no haya atinado en su comentario, el problema
es que no se dio cuenta que también él encajaba. Huelen mal, los tres, se dicen
políticos profesionales, pero no se dan cuenta o prefieren ignorar que a la
ciudadanía no nos gusta sentir que no quieren dejar el hueso. Así se siente,
con su pretexto de servir a la ciudadanía, se mueven, se indignan, como cuando
dice Caro que su partido, el PRI, no les da candidaturas o puestos "dignos
de sus aspiraciones".
Y qué hay de la ciudadanía que queremos ver caras nuevas,
que no sentimos cambios en nuestros bolsillos y en las oportunidades para
nuestras vidas. Se congratulan de ser políticos profesionales pero no aterrizan
en mejorar nuestros niveles de vida, que debería ser el verdadero resultado que
deberían presentar en números fríos.
No dejan el hueso, se rodean de gente que sólo les dice
cosas lindas para conseguir algo y salen en las fotos "orgullosos" de
haber conseguido algo "digno" de sus aspiraciones, o por lo menos
"algo". Sin entender que a nosotros de nada nos sirve un diputado
federal que no concluyó su gestión, porque anda ocupado en no quedarse fuera
del juego, y que no demuestran " su vocación de servicio", porque
andar de incongruentes buscando hueso a como sea lugar, no muestran ese "amor"
que dicen tener a la ciudadanía. Los tres están igual, no lucen cansados,
porque sus ambiciones parecen concretarse, irradian felicidad de hecho, sin
entender el mal sabor de boca que a nosotros nos deja verlos sonrientes en la
foto. Caro sólo simboliza lo que hacen en su mayoría la clase política de este
país.
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