El doctor Manolo perdió, aunque no por su
culpa; las autoridad municipal priista y la persona que está tras el aparente
poder manosearon al partido hasta que se cansaron, a placer quitaron y pusieron
gente, fue un feudo más de la autoridad, como en los viejos del PRI, ese PRI
que tanto odia mucha gente y de el que Peña Nieto asegura que ya no hay más.
Como producto de las manoseadas al PRI
municipal y sus peleles, salieron enojados varios de sus integrantes y se
fueron y le dieron vida a otros partidos. Yadira Esparza se fue a Nueva Alianza
y Nena de Anda y Enrique Vargas a Movimiento Ciudadano y ahí están las
consecuencias: el PRI en menos de tres años pasará de tener once regidores a
sólo tres en el siguiente trienio.
Si le sirve de consuelo a Manolo, no fue
el único priista que perdió en Tepa, pues también salió derrotada en su propia
tierra Cecilia González, aunque de todas maneras será diputada federal gracias
al voto del resto de los municipios del distrito III, que siguieron votando por
el PRI y hasta se sumaron unos nuevos como Arandas, Jesús María, San Ignacio,
Acatic y San Julián.
Lo anterior debería servir como lección
de humildad, de que nadie es un iluminado o un mesías, de que la gente se
acuerda de cuando fue a la presidencia y nunca fue atendida, que si bien, ahora
las personas se fijan más en el candidato, siguen tomando en cuenta los colores
y las siglas.
Lo mismo debería aprender López Obrador,
de quien no parece que se vaya a quedar en paz e irse a su rancho como había
prometido. ¿Volverá Marcelo Ebrard a aguantarle nuevamente sus caprichos al
Peje y de nuevo le cederá la candidatura en 2012? ¿Creerá López Obrador que sus
seguidores volverán a otra vez a durarle seis años llenos de estoicismo?
Cada jornada electoral debe servir de
lección a los perdedores. El PRI a nivel nacional aprendió rápido y en doce
años ha recuperado casi todo lo que soltó a finales de 1999. El PAN debería
aprender también rápido y ponerse en forma para las siguientes elecciones presidenciales
o quizás en las de 2018.
Y los socialistas, parece que se
conforman con sus feudos que es el DF y nada más y sus sucursales Morelos y
Guerrero; les dio hueva y nunca hicieron un esfuerzo por conquistar el norte y
el occidente del país, ni siquiera el centro y menos el sur y así nomás vieron
cómo se les fueron los estados de Zacatecas, Michoacán y Chiapas, a los que
creyeron que conservarían para siempre.
Sin embargo están prestos para cantar
fraude y llorar, estudiar al dedillo las reformas a las leyes electorales y ver
si hay un hueco donde se puedan meter y anular las elecciones.
No tienen el menor empacho en ofender a
los millones y millones de mexicanos que no votaron por la izquierda, ni
tampoco a los millones de funcionarios de casilla, que invirtieron a cambio de
nada su tiempo en capacitaciones, ensayos, todo un día estar desprendiendo
boletas y aguantar el mal humor de algunos electores.
López Obrador debería regresarse a su
casa, quizás lanzarse más adelante como candidato a diputado local o federal
por su natal Tabasco o el DF o como alcalde de su natal Macuspana o en el
municipio donde vaya a vivir y tal vez se anime o le den chance de buscar ser
gobernador de su tierra. En fin, que haga una carrera política de verdad, que
gane puestos públicos mediante el voto popular y que le dé valor a cada voto,
sea para él o para otro partido y a lo mejor así sí estaría preparado para
buscar la presidencia de la república, como un verdadero demócrata.
Ganó hace doce años la jefatura de
gobierno del Distrito Federal y mediante elección popular, pero en una tierra
donde la izquierda no tiene oposición. Tal vez por eso el Peje se quedó
malacostumbrado y cree que las elecciones le deben favorecer como una cosa
natural.
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