Traza





Dicen que la distancia hace el olvido…


 La política no es para quien le gusta, es para quien le entiende. Así me decía mi amigo Armando Macías Martínez.
 En la política no basta ser, hay que parecer.
 No bastan las ganas, hay que ponerle astucia.
 Todas esas frases (y otras tantas) quedan como anillo al dedo luego de las pifias que esta semana cometió la alcaldesa con licencia Cecilia González y su equipo (sic) de asesores ahora que se prepara para su catapulta a las grandes ligas de la política nacional.
 El martes estaba todo listo para sesionar entre los regidores, sin Cecilia, para plantear el tema del acueducto y la posible deuda de 100 millones de pesos.
 El mismo martes fue cancelada la sesión, porque, extraoficialmente se dijo, Cecilia quería volver y presentó escrito para que le regresen lo que en Derecho le corresponde: ser alcaldesa de Tepa.
 El miércoles, en sesión extraordinaria, justo en pleno periodo de vacaciones de algunos regidores -sólo juntaron a 13 de los 17 ediles, dos del PAN y 2 del PRI estuvieron ausentes-, se leyó un oficio donde Cecilia González pedía regresar a su encargo y mover en consecuencia a todos los que habían ascendido en el organigrama, tras su ausencia para ir en busca de la dieta, perdón, de la diputación federal. Así lo conocieron y, con su presencia, los panistas y priístas se dieron por enterados, estuvieron de acuerdo.
 Al día siguiente, ante todas las dudas que esta noticia generó, se dio otra más, ya caída la noche, donde se informó, de nueva cuenta, que siempre no, que Cecilia prefirió adherirse a la norma Constitucional que le prohíbe estar activa en cargo alguno 90 días antes de asumir como diputada federal.
 Nadie supo qué hacer ni cómo reaccionar. Los priístas, asustados como siempre, alzaron la mano con su voto. También alzaron sus hombros, en señal de asombro. Los panistas optaron por no ir, por miedo o por ignorancia, aunque argumentaron que no podían participar en una sesión ilegal.
 Los asuntos legales no han sido del todo el tema toral de esta administración, a pesar de tener tantos abogados en la nómina.
 Con esta pifia Cecilia deja en claro que si el tema de la sensibilidad no se le da, el tema de trabajar en equipo tampoco y, mucho menos, el conocimiento de las normas mínimas de lo que debe hacer un legislador, hacedor de leyes y normas.
 Y es que, si a un cocinero se le pide experiencia, este debe saber leer las recetas de cocina.
 Un chofer debe conocer las reglas de tránsito.
Un árbitro debe saber el reglamento deportivo.
Un legislador debería conocer las leyes.
 Mal comienzo para una novel legisladora.
 La pifia podrá levantar mucha polémica por las cuestiones legales, pero lo que es innegable y en lo que todo el mundo ha coincidido es que, por primera vez en tres años, todos los tepatitlenses consultados están de acuerdo en lo mismo: ¡Qué bueno que Cecilia estará en México como Diputada!

Publicar un comentario

1 Comentarios

  1. A propósito; ¿recuerdan la historia de Simón El Loco, según Tierra Roja, cuando se detuvo uno de los burros y movía las orejas cuando estaba sonando la hora en la Parroquia? Chicotazos le sonaron por el lomo con la consabida expresión "¿Qué sabes de menutos burro pen..."? A propósito de regidores con minúscula.

    ResponderBorrar