Carta de una niña que no llegó a nacer

Por el padre Miguel Ángel

Querida mamita:
Estoy ahora en el cielo, en el regazo de Cristo. El me ama y llora conmigo porque me han destrozado. ¡Tanto que quería yo ser tu muchachita! Todavía no comprendo lo que ha pasado. Desde el primer momento de mi existencia, me sentí muy feliz por saber que era un ser humano. Estaba en un lugar oscuro y cómodo. Notaba que tenía deditos, estaba adelantada en mi desarrollo, aunque todavía no esta lista para salir de mi habitación. Ya desde los primeros días de mi existencia se me desarrolló un gran apego a ti.
A veces te oía llorar y lloraba contigo. Oía cuando papito te gritaba, me ponía muy triste y esperaba que todo pasara pronto. Me preguntaba el por qué de tu llanto.
En una ocasión lloraste todo el día. ¡Cómo padecí contigo! No podía imaginar la causa de tu infelicidad. Ese mismo día ocurrió algo terrible: un monstruo feroz se introdujo en mi habitación. Sentí pánico y comencé a gritar desesperadamente, pero mis gritos no fueron escuchados. Imagino que te tenían amarrada porque no hiciste nada por socorrerme. Tal vez nunca oíste mi voz desesperada.
El monstruo se iba acercando y yo con alaridos de horror te gritaba "¡mamacita, ayúdame!, ¡estaba aterrorizada! Comenzó a desprenderme los bracitos, ¡cuánto me dolían, tanto que nunca lo podré describir. Le rogué que me dejara pero ni caso me hizo y grité horrorizada cuando me arrancó una pierna y aunque el dolor era muy intenso, me di cuenta que me estaba muriendo! Me torturaba pensar que nunca ibas a ver mi carita y nunca te escucharía decirme: "te quiero".
Yo quería que no lloraras, había hecho tantos planes para hacerte feliz. Ahora sería imposible y aunque estaba horrorizada, mi quebranto de corazón era el mayor dolor. Tanto deseaba yo ser tu hijita. Pero ya no podía ser. Antes que me tiraran a la basura, quería poder decirte: "te amo, mamita", pero no podía decir palabras, no tenía ya aliento para pronunciarlas pues ya estaba muerta.
Entonces sentí que me elevaba, un ángel me llevó en sus brazos a un lugar hermoso, me llevó donde Jesús. Jesús me dijo: Yo te amo, esto me hizo inmensamente feliz. Le pregunté que era aquello que me había ocasionado la muerte y El me contestó suavemente" "El aborto, lo siento, hija mía, sé lo que has pasado". Yo no sé lo que quiere decir esa palabra "aborto" pero imagino que es el nombre del monstruo que me tronchó la vida.
Ahora te escribo mamacita, para decirte que te amo... Hice todo lo posible por sobrevivir. pero era muy tiernita y el monstruo demasiado fuerte para mí. Se tragó mi cuerpecito. También quiero decirte que te cuides mucho de ese monstruo, el aborto, te amo y no quisiera que pasaras el sufrimiento que yo pasé. Por favor, mamita, cuídate mucho. Te ama: tu bebita.

Dios quiera que cada día vayamos tomando más conciencia de la gravedad del aborto.

Publicar un comentario

0 Comentarios