Fieles


Quien pudiera pagarte
un minuto de amor…


El panismo de Tepatitlán tendrá, este mes, uno de sus más fuertes pruebas de amor.
En la renovación de la directiva de ese partido se juega más que la presidencia del Comité Municipal. Más que la candidatura a próximos regidores (algunos creen que pueden volver a ganar la municipal).
 Los dados están más que cargados y las cartas marcadas.
  Es un juego de democracia con marcada tendencia en la simulación, en la concertacesión.
El alcalde, el dirigente y un grupo de funcionarios, entre ellos “Los Pumas”, quieren continuar con el control a través del regidor Fernando Plascencia Iñiguez.
 Tienen enfrente a Dolores González Martínez, panista de viejo cuño que no tiene cargo oficial, pero al que le han permitido mantener el negocio de la tercera división de futbol.
 Ya no existe la división entre “Neos” y “Viejos”. Ya son criollos, mestizos. Están unos con otros y todos contra todos.
 El panismo definirá, según las reglas, a su nueva dirigencia a finales de este Noviembre. Y para ello ya pusieron la mesa, el tiempo corre y las apuestas también.
 Unos creen que el grupo de la Presidencia (González Arana, Pérez Martínez, Esquivias Pérez, Plascencia Iñiguez, etc.) tiene el poder de la nómina y van a aplastar en la próxima Asamblea, con el poder de la nómina controlada por Arturo Pérez, el excandidato.
Otros creen que el grupo de Chachín, los “Yunques” y Dolores van a dar la sorpresa. Que el cobro de favores pasados aplicará para la junta de renovación de dirigencia.
 Y la Asamblea de este mes es el primer paso. De ello depende quién será el próximo candidato (a) a la alcaldía, a las diputaciones, a las codiciadas primeras regidurías.
El proceso no tendría nada de extraordinario de no ser por la forma en que se están haciendo las “alianzas”. Ahora lo importante es cuánto ofrecen por el voto. Cuántas plazas y qué sueldos están dispuestos a poner en la mesa para los siguientes meses. Ahora lo que vale no es la Dirección, la Jefatura, sino la plaza, un papel que señale que no les correrán, a menos que les indemnicen, en caso de que cambie el partido o el grupo, en la próxima administración.
 No vale ahora la ideología. Adiós a la doctrina. Al averno con los principios, que suenen las monedas, que se depositen los cheques.
 No. Lo que se juega este noviembre no es sólo la dirigencia, es la identidad, la “sustancia”.
Es de reconocer a quienes, a punta de conciencia, de convicción, entregarán su voto en la siguiente Asamblea. A los que no les importa el sueldo, porque su lucha de hace años no fue para ocupar un cargo, por un cheque, por el aguinaldo.
Lamentablemente, esos panistas parecen ser cada día menos.

Hoy, en la práctica panista parece más vigente que nunca aquél bolero de Agustín Lara: Aventurera.

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