¿Si usted tuviera que ir a Michoacán y a
la entrada de alguno de sus municipios, un grupo de encapuchados con camionetas
de lujo y armas de alto poder, le dice que son autodefensas y están por el
"bien" de la población, les creería, no le daría miedo tremenda pinta
que se cargan estos tipos?
Comprendo la desesperación del pueblo
michoacano y de que varios habitantes hayan decidido hacer la chamba que le
corresponde al gobierno y que éste no ha hecho, pero los autodefensas, como
ellos mismos se hacen llamar, en la apariencia legítimos y preocupados por el
bien común, tienen un origen dudoso.
La historia cuenta que un doctor de un
centro de salud de un pueblito de Michoacán, el tal José Manuel Mireles, fue el
que un día en una fiesta, en compañía de unos amigos comentó lo hijos de la
chingada que son los Caballeros Templarios, que han robado, matado y violado
hasta el cansancio y que por su culpa el número de adolescentes embarazadas
aumentó en algunos poblados de aquel estado.
Fue así y aprovechando una cierta
habilidad de disparar armas de cacería (el común de los amigos era eso, la
cacería), se decidieron a patrullar las calles de la Tierra Caliente de
Michoacán en busca de Templarios, para combatirlos.
Hasta ahí la versión es totalmente
creíble y el doctor Mireles, un hombre alto de cabello cano y encima médico,
solamente podría causar tranquilidad a quien lo vea, aún con una escopeta de
cacería y patrullando el pueblo.
Lo que no se puede explicar fácilmente es
la ocasión en que el doctor sufrió un accidente aéreo, en días pasados, cuando
viajaba de Guadalajara a Michoacán.
No se ha explicado qué hacía en
Guadalajara el doctor ni quién proporcionó la avioneta (¿acaso algún amigo
cazador?)
Sin embargo, fuera de este oscuro
episodio del líder de las autodefensas, poco hay que reprocharle, sin embargo,
en las imágenes de noticieros y periódicos nacionales se ven grupos de
encapuchados fuertemente armados con cuernos de chivo y lujosas camionetas,
patrullando supuestamente los municipios michoacanos.
Sin el pie de foto o encabezado o la
especificación de la voz en off del que lee la nota, cualquiera puede pensar
que se trata miembros del crimen organizado. ¿Cómo creerles que ellos sí son
los buenos?
¿De dónde sacarán para estas camionetas y
esos cuernos de chivo? Pudiera ser de que se trate de gente rica de Michoacán,
con negocios legítimos como ganadería o agricultura, que cansados de ser
saqueados y extorsionados, decidieron usar sus trocas 4x4 para patrullar las
rancherías, aunque aún así falta explicar de dónde sacaron ese armamento y que
no salgan con que la tienen para espantar a los coyotes en sus ranchos.
Y la diferencia con las policías
comunitarias de Guerrero son notables, pues en aquel estado no se vieron
imágenes de sujetos fuertemente armados a bordo de colosales camionetas. En
aquellos lugares, el movimiento es más bien de tinte proletario y socialista,
más revoltoso, pero más inofensivo que la autodefensa de Michoacán.
Lo peor es que el gobierno federal, que
ya se está haciendo cargo del asunto, sólo implementará una solución a medias,
como sucedió en Chiapas y los zapatistas. Al final, varios se habrán salido con
la suya y vivirán de la ilegalidad, a cambio de que regrese la paz al estado
vecino.
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