En los días recientes, excepto por el asesinato del
padre Gregorio López y la reiterada amenaza de no permitir que haya elecciones
en Guerrero, parecería que el movimiento de protesta por la desaparición de
normalistas de Ayotzinapa ha bajado de intensidad...
Nada de eso, se tomaron unos días de descanso porque
hasta los revolucionarios necesitan sus vacaciones en estos días, pero es de
esperarse que volverán con más bríos en cuanto se reanuden las clases, en otras
escuelas claro está, no en la Normal mencionada ni en las que “trabajan” los
maestros de la CETEG, simplemente esperan a que haya estudiantes disponibles
que son la materia prima para mandarlos por delante al matadero, como hicieron
ya con los aún desaparecidos.
Mucho me temo que esto apenas comienza. El asesinato
del sacerdote fue sin duda más leña al fuego, deliberadamente para enfrentar a
la Iglesia con el Estado, o una estupidez del tamaño del mundo de quien haya
sido el que le dio muerte, pero el efecto será el mismo: hay otro mártir,
inmejorable pretexto para incrementar la violencia exigiendo justicia.
Crece la
irritación
Y no se ve cómo va a enfrentar el problema el
gobierno de Peña Nieto, que está haciendo exactamente lo contrario de lo que
debería para devolvernos la paz, está exacerbando los ánimos de todos los
mexicanos con más impuestos, reteniéndoles parte de su salario a los
trabajadores para que paguen una tasa elevada de ISR como si estuvieran haciendo
negocio con su trabajo; orillando a quienes tenían pequeñas, qué digo pequeñas,
microempresas, que pagaban una cuota fija al fisco, a cerrar y a dedicarse al
comercio informal al obligarlas a facturar electrónicamente; con un nuevo y
desmesurado gasolinazo que va a disparar la inflación; que destituye a
funcionarios y a jefes policiacos que se atreven a enfrentar el vandalismo de
los violentos...
No sé si es muy pendejo el Presidente, o hay alguien
muy cerca de Él aconsejándole que haga una pendejada tras de otra,
especialmente alguien que simpatiza con los ayotzinapos y que le aconseja que
no reprima la violencia destructiva de los anarquistas de la CETEG y de la
CNTE, sólo así me explico su inacción, y por eso mismo, porque lo único que se
ve son pendejadas, no sé cómo va a enfrentar la situación que se avecina.
Veo, sin embargo, varios escenarios posibles, aunque
sólo sean producto de mi imaginación. El primero y el más deseable, sería que
el gobierno se decidiera por fin a actuar y a hablar con la verdad, que dijera
qué pasó con los normalistas desaparecidos, si están vivos o muertos y en todo
caso quién los asesinó, así hayan sido narcotraficantes, policías municipales,
federales, soldados del Ejército o marinos, y a castigar conforme a la ley a los
responsables.
Negociación
Y junto con esto, o independientemente de lo
anterior, que negociara con quienes encabezan la protesta violenta y con
quienes están detrás del movimiento, otorgándoles dinero, concesiones o puestos
públicos, que a final de cuentas es lo que quieren la mayoría, son muy pocos
los idealistas que quieren en realidad un cambio de gobierno y de estructuras,
pero finalmente todos tienen un precio. Sólo así se calmarán. Aclarar la
desaparición y hacer justicia no saciará su sed de sangre, de venganza y de
poder, o de dinero por lo menos...
Otro escenario, el que todos tememos, o la mayoría al
menos, es que renuncie Peña Nieto para poner en la Presidencia no sé a quién...
nadie de quien decida el Congreso les parecerá bien a los violentos, a menos
que sea uno de ellos, tendrían que renunciar el Presidente y todo su gabinete,
y gobernadores y muchos alcaldes, para poner en su lugar a pequeños o a grandes
Robespierre con sus respectivas guillotinas para cortarles la cabeza a todos
los que no piensen como ellos; viviría el país una época de terror como durante
la Revolución Francesa, porque los ayotzinapos, los EPRs, CETEGs, CENTEs y
demás yerbas estan llenos de odio, de rencor y de sed de venganza, quieren
sangre...
Otro escenario, que nadie quiere tampoco, es una
represión violenta de la violencia, una masacre durante una marcha de protesta,
un bloqueo o para frenar actos de vandalismo y destrucción. Me parece que nadie
quiere eso porque lograrían su objetivo, incendiar al país con el apoyo de muchos
mexicanos más.
Represión
selectiva
Y el último de los escenarios que imagino, si
continúa todo fuera de control, es que la Marina y el Ejército se hagan cargo
de la situación. Sin romper el orden constitucional en lo que al actual sistema
de gobierno se refiere, sino diciéndole al presidente Peña Nieto: Señor, con el
respeto que usted nos merece como nuestro comandante en jefe, está primero el
país; se va a quedar usted aquí sentadito en su silla presidencial, no va a
salir de Los Pinos, no va a aparecer ante los medios, mientras nososotros nos
hacemos cargo de ponerle fin a esta situación, de meter el orden, no vamos a
provocar una masacre, no vamos a matar a nadie en grupo, nuestro método va a
ser selectivo, agarraremos de a uno por uno de quienes dirigen este movimiento
subversivo, y desaparecerá en alta mar como en los años 70s. Después, si usted
quiere, nos llevará a un consejo de guerra y nos juzgarán, pero esto tiene que
terminar.
No
deseo que esto suceda, pero no veo otra salida sin negociación y sin un río de
sangre. La destrucción, el vandalismo y la violencia no se pueden prolongar por
tiempo indefinido.
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