Domingo de Pascua.
Primera Lectura: Hechos 10,34.37-43.
Salmo no. 117.
Segunda lectura: Col. 3,1-4.
Tercera lectura: Jn. 20,1-9.
1.- NOSOTROS SOMOS TESTIGOS
Pedro tomó la palabra. Pedro, el que se viera mal, al que le ganó la cobardía, el que lo negó, Pedro el de las debilidades como las nuestras, es el que hoy toma la delantera y hace frente a la situación, él contesta en nombre de Jesús y por todos los creyentes y seguidores de Jesús.
En pocas palabras hace un resumen de la presencia y la obra de Jesús que consuma la Historia de la Salvación. Jesús muere y resucita.
"El nos mandó predicar al pueblo y dar testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos".
"Este es el día del triunfo del Señor, ¡Aleluya!
Te damos gracias, Señor, porque eres bueno,
porque tu misericordia es eterna.
Diga la casa de Israel:
"Su misericordia es eterna”
La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es nuestro orgullo.
No moriré, continuaré viviendo
para contar lo que el Señor ha hecho.
La piedra que desecharon los constructores,
es ahora la piedra angular.
Esto es obra de la mano del Señor,
es un milagro patente.
2.- VIDA CON EL RESUCITADO.
Se trata de una vida nueva para el creyente, una vida distinta a la vida del pecado. "Busquen los bienes de arriba donde está Cristo. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra".
Ustedes ya han muerto para el pecado.
Una vida nueva espera a cada uno.
Esta es la noticia, la nueva que llena de admiración a los niños, a los pobres y que plantea interrogantes para los grandes, para los ricos.
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