Todos los días prácticamente nos damos cuenta de los incrementos a los precios de la gasolina y el diésel. La estrategia del gobierno ha sido diferente ahora, pues en vez de aumentar de un solo golpe, lo viene haciendo lento, paulatino y cotidiano. Centavos día por día, pero al mes obviamente que se nota más la diferencia del precio.
No hace muchos años, para la mayoría de las personas era un lujo el contar con un vehículo de motor, pero ahora se ha vuelto una herramienta indispensable no solo para trasladarse de un lugar a otro sino para hacer el trabajo y aprovechar de una manera mejor el tiempo al recorrer las distancias para cumplir con el trabajo.
En una ocasión me encontraba conversando con un brillante psicólogo, con quien me quejaba yo de los problemas del tráfico en las ciudades y de los riesgos de un accidente, además del ruido y la contaminación que los vehículos producen.
Me contestó, con algo de razón, que no era tan grave mi preocupación y que a muchísima gente esto no le molestaba. No estuve de acuerdo con él y me aclaró que a esa enorme cantidad de gente que no se sentía molesta, era porque no tenían un vehículo y al desplazarse a pie evitaban las complicaciones y problemas a los que yo me refería. No me quedó más remedio que reír.
Y es que el incremento en el precio de los combustibles también impacta en la economía, inclusive de aquellos que no tienen o usan un vehículo porque circulan a pie. La razón es muy sencilla. Aunque no usan el vehículo se ven obligados a comprar los alimentos diariamente. También consumen zapatos, camisas, pantalones, muebles, frutas y una larga lista de productos de consumo diario o frecuente. Y todos esos productos a los que me refiero son transportados en vehículos que consumen combustible.
Los incrementos en los precios de las mercancías se dan de manera automática, porque a los mismos se les agrega el costo del flete y el consumidor final es el que viene pagando tal costo. De tal manera es que a TODOS nos toca pagar el incremento de los combustibles de una forma u otra.
Es profundamente lamentable que las famosas reformas estructurales promovidas por Peña Nieto y aprobadas por “nuestros representantes” del Congreso de la Unión, hayan sido medidas que lastiman la economía y la forma de vida de la mayoría de los habitantes de este país, porque no puedo decir que a todos, pues la casta privilegiada (los políticos) tienen sueldos estratosféricos que les permiten superar los incrementos sin sentirlo.
Con la gasolina y el diésel sucedió todo lo contrario de lo que se dijo por el Presidente de que quedarían a precios más bajos junto con la energía eléctrica y el gas. Mentira.
Con la concesión del petróleo se beneficiaron compañías extranjeras que según se ha rumorado tienen como socios a prominentes mexicanos incrustados en el gobierno o la política. Vendimos el huerto de naranjos y les compramos el jugo de naranja mucho más caro.
La reforma laboral trajo consigo la eliminación de muchas ventajas que a través de los años consiguió la clase trabajadora y favorece descaradamente a los patrones para fijar sueldos y horarios, no permitir antigüedad, hacer contratos de corta duración que pueden ser renovados o no y muchas otras cosas que sería largo enumerar, pero que afectaron a los trabajadores.
La reforma política se abrió “novedosamente” como una concesión a los ciudadanos para que éstos pudieran competir contra los partidos políticos que tenían el monopolio de nombrar a sus candidatos y luego nos ponían a sus elegidos para otorgarles nuestro voto.
Las candidaturas independientes, las auténticas, fueron víctimas de regulaciones y trabas casi insuperables al negarles financiamiento y vigilar muy de cerca los apoyos económicos que pudieran conseguir y su procedencia y montos.
Las otras candidaturas “independientes” son buscadas por gente ampliamente conocida que ha participado en la política durante muchos años siendo miembros activos de partidos políticos añejamente establecidos, así que es una ficción. Fue un pretexto utilizado por varios para que, al no ser elegidos por los partidos a los que pertenecían, adoptaron la figura de independientes o ciudadanos. Pero nadie se traga el cuento.
En este escenario tan lamentable enfrentaremos las elecciones del presente año. Que Dios nos tenga de su mano.
Nos leeremos en la próxima entrega.
0 Comentarios