En espera de conocer los resultados que cada día anuncian las autoridades sobre el avance del Covid19, a nivel nacional o en el estado de Jalisco, los tepatitlenses seguimos haciendo nuestra vida, cada uno, según sus creencias.
Unos creen que no pasa nada. Que la pandemia es un cuento chino y viajan por las calles, sin mayor preocupación.
Otros creen que el gobierno no aplica mano dura y, en tanto no les obliguen a quedarse en casa, no lo harán.
Otros más creen que sí hay mucho riesgo, pero no tienen opciones y salen a trabajar, a hacer compras o a vender cosas para subsistir, ellos prefieren correr el riesgo de contraer la enfermedad, a cambio de llevar el sustento a sus casas.
Otros, muy responsables, no salen de casa más que para lo estrictamente necesario, apenas asoman la nariz a la calle para recibir el pedido, recoger el mandado o la farmacia. No más. Cumplen el aislamiento a su máxima expresión.
En cualquiera que sea el caso de quienes leen este medio de comunicación, lo cierto es que sigue prevaleciendo la cultura mexicana, parte valemadrismo, parte desconfianza de los datos "oficiales", parte la devoción. O las tres juntas, o haciendo combinaciones, según convenga a cada individuo.
Y es que, hay quien rechaza cualquier dato que salga del gobierno, cualquiera que sea su color. Hay otros que, suman la desconfianza en el gobierno con su fe. Creen que si Dios les tiene destinado morir por el Covid19, "hágase su voluntad"; y hay otros que, culparán a Dios, culparán al gobierno o a quien les contagie, pues ellos siguen saliendo porque (les) "vale madres” eso del encierro, de la contingencia; hay mucha gente en las calles y yo no me quedaré en casa, ya me aburrí".
Por ello, al margen de lo que los gobernantes ordenen. Más allá de las sugerencias de los sacerdotes o los pastores, más allá de lo que piden los médicos, hay gente en este pueblo que trae sus propios datos, sus propias estrategias, sus condiciones de vida que no cambiarán.
Y cuando pase toda esta pendemia, los sobrevivientes dirán: "Yo sabía que era inmune, que no fue cierto, que exageraron, que Dios me protegió, que el gobierno exageró, que murió quien tenía qué morir..." y tantas expresiones en las cuales la gente dirá que siempre supo lo que iba a pasar, porque cada quien se contagia de lo que le conviene, de lo que entiende o de lo que quiso entender. Aunque la realidad sea una, única, inamovible e incontrovertible.
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