Lo hacen a un lado, se quiere ir


Desde hace un par de meses tengo la impresión de que quienes gobiernan al país (si es que alguien gobierna) están haciendo a un lado al presidente Andrés Manuel López Obrador. Y no sólo eso, desde hace menos (casi un mes) me parece que Él lo sabe y está consciente de que se tiene que ir, que no va a terminar su sexenio.

A sus leales seguidores les va a parecer una blasfemia lo que acabo de decir. Pero no escribo sólo para ellos, tampoco lo hago solamente para quienes como yo quisieran que ya se fuera, más bien escribo para mí y para quienes me hagan el favor de leerme. Éstos, a los que ya tiene hasta la madre López, quizás coincidan con mi apreciación; aquellos, quienes lo adoran y defienden hasta la muerte, mínimo se van a acordar no sólo de mi madre, sino de mis dos abuelas y de todas mis antepasadas. Me da igual.

Le explico qué me hace pensar eso: Desde hace unos seis meses, cada vez que platicaba yo con un amigo que tiene más años que yo y más experiencia, al tocar el tema de tantas metidas de pata de López Obrador, su comentario ha sido siempre el mismo: “a mí se me hace que se lo van a echar, acuérdese de Colosio”. A eso le he contestado siempre que no lo creo, y que ni le conviene al país tampoco por el mitote que se armaría, Luis Donaldo Colosio no tenía tantos seguidores, ni mucho menos fanáticos. Ardería Troya.

“Bueno -me decía ya mi amigo hace meses- por lo menos lo van a enfermar y lo van a hacer a un lado, porque ni a ellos (a su grupo) les conviene que siga haciendo tantas pendejadas, van a perder muchos de los votos que ganaron gracias a É, y antes que perderlos por culpa de Él algo van a hacer con Él”.

En eso sí coincidíamos, desde antes de esa observación de mi amigo, ya pensaba yo que una de dos, o no resistía la salud de López Obrador, porque se le ve ya muy mal, física y mentalmente, o su propio grupo se encargaría de hacerlo a un lado porque a nadie le conviene que siga actuando así, y a ellos menos.

Desde a mediados de marzo, cuando alguien en el gobierno se empezó a preocupar por la aparición del Coronavirus (alguien que no fue López Obrador, por supuesto), cuya enfermedad llamada COVID-19 sería declarada como pandemia el día 11 de ese mes, al Presidente le importaba un cacahuate el tema y lo decía en sus mañaneras, ¿verdad -le preguntaba a López-Gatell- que yo no voy a contagiar a nadie en mis giras?, a lo que el Subsecretario de Salud le contestaba que no, qué otra cosa le podía contestar en público, llegando a decir que “la fuerza del presidente es moral, no es una fuerza de contagio”.

¿Recuerda usted cuando el presidente López Obrador, una semana después de haber sido declarada la pandemia por la OMS, se burlaba de la enfermedad diciendo que Él estaba protegido por su Detente (una imagen del Sagrado Corazón de Jesús), un trébol de cuatro hojas y un billete de dos dólares que le habían regalado?, esos amuletos eran su defensa, lo que le acarreó burlas no sólo en México sino en otros países como España y el Reino Unido.

Bueno pues poco después de eso cambió su actitud, dejó de decirle a la gente que saliera a comer en las fondas y que se abrazaran, y suspendió Él mismo sus giras, sus abrazos y sus besos, y sus deliciosas comidas que tanto ha presumido en las fondas que le quedaban a la pasada. Conociéndolo, como lo conocemos ya casi todos los mexicanos, ¿cree usted que eso lo hizo por su propia voluntad?, ¿o que alguien prácticamente lo obligó a quedarse quieto?

Pero esa fue sólo una señal. ¿Recuerda usted que AMLO dijo hasta el cansancio que no apoyaría de ninguna manera a las empresas?, porque consideraba que hacerlo sería otro Fobaproa, que pagaran todos sus impuestos y a tiempo. Bueno pues días después la Secretaría de Hacienda les dio a los contribuyentes más tiempo para que presentaran su declaración anual, el Infonavit también les ofreció apoyo a las personas que tienen créditos y a las empresas, el IMSS acordó darles facilidades a sus derechohabientes en cuanto a cuotas y trámites de incapacidad, y por si todo eso fuera poco, el Banco de México decidió apoyar a los bancos con 250 mil millones de pesos, para que éstos a su vez les pudieran prestar dinero a las micro, pequeñas y medianas empresas.

Ya sabe usted que esto no le gustó a López Obrador, lo dijo en una de sus mañaneras, que el dinero del Banco de México no es del Banco de México, sino de la nación, y que hay que tener cuidado de a dónde va a dar. Tiene razón, pero aquí el punto no es si tiene razón o no, sino que tal medida se tomó sin su consentimiento. ¿Lo están haciendo a un lado sí o no?

Y la más reciente: el Consejo Mexicano de Negocios negoció (porque eso es lo suyo, negociar) con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que éste respaldará con 12,000 millones de dólares (unos 300 mil millones de pesos) a las empresas para que puedan seguir trabajando, mediante el llamado factoraje (que Ramón Muñoz explica en su columna en qué consiste).

La misma noche del domingo pasado, luego de que se dio a conocer este acuerdo, la Secretaría de Economía del gobierno federal aplaudió lo acordado, y lo mismo hizo el de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard (que es uno de los pocos que piensan en el equipo de la 4-T), y la Secretaría de Hacienda confirmó que tal acuerdo tenía su respaldo.

Y bueno, ya sabe usted cómo reaccionó el lunes el presidente de la República López Obrador, dijo que no le gustó el modito en que se andaban poniendo de acuerdo sin estar enterado Él, y que la SHCP no daría ningún aval
para ese trato, aval que no necesitan para nada quienes tomaron ese acuerdo, pues fue un acuerdo entre particulares que no involucra para nada recursos del gobierno. Pero ese no es el punto, el punto es: ¿Lo están haciendo a un lado sí o no?

¿Por qué creo que él lo sabe y que se tiene que ir? Bueno, porque recientemente el presidente López Obrador volvió a proponer que la votación para la Revocación de Mandato sea el próximo año, junto con las elecciones de diputados federales, 15 gobernadores y muchos alcaldes, cuando ya se reformó la Constitución para que dicho referendo sea hasta el 2022. Al conocer las intenciones de su “líder”, el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena, dijo que no, punto.

Ya ni se presentó la iniciativa, Monreal la bateó antes de que llegara. ¿Cómo reaccionó López Obrador ante esta negativa de los senadores de su propio partido? Dijo que si no lo quieren en el gobierno (o algo así), que Él está seguro que de aquí al día Primero de Diciembre (cuando cumple dos años en la Presidencia) ya habrá sentado las bases sólidas de la Cuarta Transformación y que ya no será necesario que esté Él a la fuerza en la Presidencia, que no se encaprichará con esto. ¿Qué opina usted, ya está pensando en irse o no?

¿Y por qué hasta el Primero de Diciembre? Porque la Constitución prevé que si renuncia antes, su lugar será ocupado por el Secretario de Gobernación (en este caso Secretaria), quien deberá convocar a una nueva elección de Presidente en los siguientes sesenta días; en cambio si renuncia después del 30 de noviembre de su segundo año de mandato, será el Congreso de la Unión (diputados y senadores) el que elegirá a un substituto para que ocupe su lugar. ¿Quién? no lo sé, pero puede usted jurar que si se llega a presentar el caso, pelearán con todo Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal por el hueso.  

Claro que antes de irse (si es que se quiere ir), sus diputados van a reformar una ley para que el Ejecutivo, o sea Él o a quien Él deje en la silla si es que puede dejar a alguien, pueda manejar a su antojo el presupuesto y hacer reasignaciones del mismo en caso de una Emergencia Económica. O sea, el presiente del Ejecutivo declara una Emergencia económica y decide: Este dinero, que era para educación, se reasigna al Tren Maya; y este dinero, que era para Salud, se reasigna a la refinería de Dos Bocas, porque la iniciativa de reforma dice muy claramente que las reasignaciones serán a las obras prioritarias del gobierno federal. De ese tamaño es una de las últimas patadas de ahogado del régimen de López Obrador, y se va a aprobar.

Una buena lectura

Por último, le dejo aquí un hilo de tuits del tuitero @DonVix, que de seguro explicará mejor que yo lo que le quise decir en esta columna. Dice:

“Cuál es la lectura del berrinche de López por el plan de rescate del BID, cuando al menos dos de "sus" secretarías de Estado celebraron públicamente su anuncio? Lo que he dicho acá más de una vez: a ese pendejo lo mantienen aislado, empastillado y adormecido. No preside.

López es una mojiganga; un personaje empleado para concitar un movimiento difuso, y validar así un plan de restauración del viejo modelo político. No es presidente. López se entera de lo que su entorno inmediato le permite y sólo de eso; el cerebro y la salud no le dan para más.

El pobre tipo demostró tempranamente que concibe el poder en forma aldeana y rupestre; cree que gobernar es hablar ante un micrófono, comer garnachas y abrazar muchachas, y todos los grupos de poder le han concedido total libertad en esas tres cosas.

Aprovechando que López no lee (no le da la cabeza) y no consume noticias por otros medios (no le da la salud, duerme mucho) quienes le escriben los guiones le inventan un escenario fantasioso cada mañana y el pobre pendejo lo cree plenamente porque le conviene.

Hasta diciembre del año pasado el esquema funcionó, pues el entorno local había sido sólido y resistido el desmantelamiento, permitiendo a sus guionistas controlar el discurso público. Eso cambió al iniciar 2020, con la recesión, los feminicidios y finalmente con la pandemia.

El crack financiero, el colapso del sistema de salud y la narrativa de hartazgo por los feminicidios, le arrebataron a los guionistas de López el discurso público, y eso provocó que las atroces discrepancias entre sus disparates y la realidad fueran evidentes.

Ni a López ni a sus guionistas (esencialmente bolivarianos) les alcanzó el cerebrito para jugar en otra cancha, y el esquema tronó; por eso comenzamos a ver a Monreal junto a López cada semana, enviando mensajes cifrados para sostenerlo.

No es que los grupos de poder quieran salvar a López: él ya les falló culeramente a muchos y les cumplió a medias a unos pocos. Lo que vemos ahora ha sido la constante en este pseudogobierno desde 2018: una operación gubernamental por completo AJENA a quien cobra como presidente.

La diferencia es que ahora el discurso público no lo tiene controlado el staff de López ni grupo de poder alguno, sino que es una mezcla de muchos discursos, como debe ser siempre en una democracia. La pandemia vino a mostrar hilos y costuras en forma escandalosa.

Por eso hoy vimos a un López fúrico ante el plan de apoyo financiero del BID: el pobre pendejo recién se enteró. Por eso lo escuchamos reclamar estúpidamente "no somos (soy) un florero": así se siente; eso es. Justo eso es lo que dice un florero inconforme con su circunstancia.

Ahora, los grupos de poder necesitan llegar a diciembre para ya darle las gracias a la mojiganga López sin tener que pasar por otra elección; por eso vemos al operador Monreal convertido en factotum y apuntalando a López sin la menor vergüenza: es esencial mantenerlo balbuceando.

Sin embargo, al mismo tiempo esos grupos de poder necesitan tomar decisiones urgentes y contundentes para paliar las crisis que se nos vinieron encima, o para diciembre no va a quedar país al cual gobernar. Por eso la operación sin consultar o siquiera avisarle a López.

Por eso Economía y Relaciones exteriores OPERARON y CELEBRARON un plan de rescate del BID que López no conocía, y que no habría aprobado de haber tenido el poder para ello: porque López NO PRESIDE y ya empieza a sospecharlo... 66 años tiene el hijo de puta, lo entendió TODO! XD

Atentos, mexicanos: aquí es donde el ala bolivariana, que no tiene otra prenda que la de ser un apéndice inmundo de López, va a tirar mordidas y a reventar lo que tenga a la mano, incluida la institución presidencial... saben que ya se acabó la música. Atentos y actuantes.

Para las licuadoras de una sola velocidad: -Es a huevo que López se vaya en diciembre? -No, ni de pedo: puede irse antes, o no irse, o irse y quedarse (como Mico Mandante).

-En cuanto se vaya López "ya la hicimos"? -No, ni de pedo: tienen que pasar más cosas, en forma más o menos ordenada, para que su salida represente LA OPORTUNIDAD de mejorar este cagadero.
-Entonces ojalá seas profeta y sí se vaya... -No, el tema no es que alguien sea profeta y "le atine"; el tema es que suficientes ciudadanos entendamos dónde estamos parados, y pensemos y actuemos para que suceda lo que nos conviene a los de a pie, en la forma correcta”.

Para que sus cuentas hagan chairos y fifís…

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