El miércoles de esta semana me dio lástima el presidente López Obrador. Pena ajena le llaman también. El Señor Presidente de la República, de esta gran nación, de más de 120 millones de mexicanos, dijo (y me pareció que sintió vergüenza al decirlo), que Twitter le había contestado a una solicitud que le hizo, pero que le contestó en inglés y que como Él no habla inglés pues no le entendió.
Antes de eso, el lunes AMLO pidió a Twitter y Facebook en su mañanera “que nos expliquen cómo es que venden publicidad para bots, y además cuánto ingresa a las empresas de México por compra de publicidad”. Porque según Él existe una campaña de desprestigio vía Redes Sociales contra su gobierno y su persona. Además, expresó que esta práctica debe ser investigada, para saber el ingreso monetario de empresas para comprar publicidad de bots y cuentas falsas.
Un bot (aféresis de robot), es un programa informático que efectúa automáticamente tareas repetitivas a través de internet, cuya realización por parte de una persona sería imposible o muy tediosa. Algunos bots son los rastreadores web de los motores de búsqueda de Internet, que recorren los sitios web de forma automática y recopilan información de los mismos de manera mucho más rápida y efectiva de lo que lo haría una persona.
Los bots "buenos" cumplen estándares de exclusión de robots, que los operadores de servidores pueden usar para influir en el comportamiento de un robot dentro de unos límites. Los bots "maliciosos" en cambio, se utilizan por ejemplo para recopilar direcciones de correo electrónico con fines publicitarios, o para hacer copias masivas no autorizadas de contenidos web (de un tuit por ejemplo), o para espiar de manera sistemática la vulnerabilidad de software de los servidores, con el objetivo de penetrar en ellos. En las redes sociales los bots se utilizan para simular la interacción humana, inflando artificialmente el número de visitas o de seguidores, o automatizando respuestas para posicionar mensajes o influir en debates.
A estos últimos se refiere López Obrador, a los bots que inflan artificialmente el número de visitas o seguidores a las cuentas de Twitter o Facebook, y que automatizan respuestas para posicionar mensajes para influir en debates. Él debería saber cómo es que Twitter y Facebook venden publicidad para bots, pues en una auditoría que se le hizo a la cuenta de Twitter de López Obrador, se encontró que de 6,570,325 seguidores que tiene, sólo 4,901,462 son reales, los otros 1,668,863 (el 25.4%) son falsos, o sea bots.
¿Entonces de qué se espanta, si Él es el primero en utilizar bots para replicar automáticamente los mensajes de propaganda de su 4-T?
Lo que pasa es que López Obrador y sus ganapanes se quedaron mal acostumbrados, cuando las redes sociales les sirvieron sólo a ellos para llegar al poder, todo estaba bien, eran las “benditas redes sociales”, durante seis años estuvieron las 24 horas del día los 7 días de la semana tuiteando que Peña Nieto era un pendejo y un corrupto, fue la estrategia de Epigmenio Ibarra el de las narco series, y fue a base de esa insistencia que le metieron en la cabeza a millones de mexicanos que había que sacar al PRIAN de Los Pinos y que López Obrador era la esperanza de México.
Así llegaron al poder, tenían acaparadas las Redes Sociales y manipularon a los marginados y resentidos (más los millones de votos que les prestó el PRI a cambio del Pacto de Impunidad para no encarcelar a los ladrones del sexenio anterior); lo que nunca se imaginaron fue que perderían el control de las Redes, que la sociedad se las arrebataría, que hombres y mujeres libres de México aprenderían a usarlas y ahora son mayoría éstos, día y noche le llueve a López Obrador y esto provocó ya (a propósito de la pandemia y de la consiguiente crisis económica) que se derrumbara la popularidad del Presidente de la República y que su partido Morena tenga sólo el 18% de intención del voto, lo que no le augura nada bueno para las elecciones del próximo año.
Y no sólo eso, la actividad de los mexicanos libres en Twitter y en Facebook especialmente, ha obligado a López Obrador a recular en temas importantes, primero fue cuando el accidente (¿asesinato?) de la gobernadora de Puebla y su marido el senador Moreno Valle, no se atrevió el presidente a ir al sepelio de estado, mandó a la secretaria de Gobernación Olga Sánches Cordero a la que le fue como en feria; después intentó recortar el presupuesto de la UNAM y las Redes Sociales se le echaron encima, tuvo que dar marcha atrás.
Más recientemente propuso volver a mover la fecha para la revocación de mandato al 2021 (en lugar de hasta el 2022), y ante la presión de las Redes Ricardo Monreal le dijo que NO, lo bateó, y fue tan contundente que incluso mencionó AMLO la posibilidad de dejar la Presidencia el primero de diciembre de este su segundo año de gobierno. Y lo más reciente, pretendía el Presidente una reforma a la Ley del Presupuesto para poder manejar Él a su antojo la asignación y reasignación de partidas presupuestales, lo que hasta ahora es atribución de la Cámara de Diputados; y fue otra vez tanta la presión de las Redes Sociales, que se logró conformar un bloque opositor PRI-PAN-PRD-MC más algunos diputados y senadores de MORENA, como Porfirio Muñoz Ledo y Germán Martínez, y se impidió que se citara siquiera a un periodo extraordinario de sesiones de la Cámara de Diputados para tratar ese tema, cuya aprobación sería prácticamente un golpe de un poder (Ejecutivo) contra otro poder (Legislativo), para poder concentrar así los dos poderes en un solo hombre: Andrés Manuel López Obrador.
Y así se dio cuenta el Presidente de que no puede ya contra los mexicanos libres en las Redes Sociales y las quiere censurar, y le pide a Twitter y a Facebook que le informen acerca de lo que les pagan los bots, y amenaza con investigar a estas empresas. Y Twitter le contestó, pero como nuestro presidente no habla ni entiende el idioma inglés, no pudo saber qué le dijeron. Ni siquiera tiene idea de que al pie de cada tuit en otro idioma, hay un botón que dice “Traducir Tweet” y que basta presionar ahí para poder leerlo en español. Y como no hay en el gabinete ningún imbécil que hable inglés y se lo pueda traducir (salvo Ebrard que debe andar muy ocupado pues se encarga de todo), pues se quedó en ayunas el Presidente y tuvo que confesar con vergüenza que no le entendió ni madres.
Se les volteó el chirrión por el palito en las Redes Sociales, ya no sienten lo duro sino lo tupido, se les olvidó que el que se ríe se lleva y el que se lleva se aguanta. Y de pilón somos el hazme-reír del mundo entero con un presidente que con trabajos habla español y despacito. Así le echa bronca a todo el mundo, así distrae a los suyos de los grandes temas nacionales, y así se irá -creo- a su rancho dentro de ocho meses más.
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