Por Gustavo González Godina
Todos sabemos (un niño de primaria lo sabe) lo que es la ciudad y lo que es el campo, que a éste se le llama también zona rural y a aquella zona urbana, que la ciudad es un conjunto de edificios y calles, cuya población densa y numerosa -dice el diccionario- se dedica por lo general a actividades no agrícolas. Es lo urbano lo contrario de lo rural.
Sin embargo, en días pasados el presidente la República López Obrador dijo que “la ciudad de México tiene más territorio rural que urbano” y que “gracias a eso vivimos” porque “en la parte rural se produce el oxígeno y el agua que consumimos”. Quizás cuando esa entidad se llamaba Distrito Federal era correcto decirlo de esa manera, que el DF tenía más territorio rural que urbano, pero ahora que se llama Ciudad de México, o es ciudad (zona urbana), o es rural. No lo sabe el presidente.
Tampoco sabe que el oxígeno lo producen mayormente las plantas marinas como las algas, Él cree que todo el que respiramos lo producen los árboles, que en realidad lo que hacen es absorber el dióxido de carbono que exhalamos, y regresar el oxígeno que contiene éste, es decir, purifican el aire; pero el oxígeno lo producen las plantas que hay en el mar. A menos, claro, que en el territorio rural de la “Ciudad de México” haya también océanos).
Y no está enterado de que el agua les llega a los habitantes de aquella ciudad principalmente del Sistema Lerma Cutzamala, que empieza en Michoacán y pasa por el Estado de México hasta llegar a la Capital.
Hay muchas cosas que el presidente AMLO no sabe, pero se imagina que así son y las da por ciertas, especialmente cuando se trata de justificar sus errores y necedades. Para justificar su negativa a usar cubrebocas, por ejemplo, aseguró que a Él lo defendían su Detente (una estampita), un billete de dos dólares y un trébol de cuatro hojas. Todo el mundo se burló de Él, pero lo dijo en serio, no porque tal afirmación sea producto de su fe, sino de la superstición que caracteriza a las personas ignorantes.
Después de eso dijo que “no mentir, no robar, no traicionar, eso ayuda mucho para que no dé el Coronavirus”, lo que provocó igualmente carcajadas de los mexicanos y en otros países. No debe ayudar mucho, pues él miente cada día, no se abstiene de mentir, de robar, ni de traicionar a quienes votaron por Él, y sin embargo no le ha dado el Coronavirus.
Y así por el estilo. Entre tantas cosas que ignora, desconoce también las ventajas de la energía limpia y renovable sobre las que se agotan y contaminan como el petróleo; el viento no se acaba, es una energía limpia que se renueva cada día, no se agota, pero para AMLO se trata de unos ventiladores enormes que afean el paisaje.
O sí lo sabe, pero se hace que la Virgen le habla, está en contra de la energía eólica (eótica, dice Él) porque con ésta no pueden hacer negocio con el carbón sus amigos el senador Armando Guadiana y el director de la CFE Manuel Bartlett; ni con Pemex su secretaria de Energía Rocío Nahle y su agrónomo director Octavio Romero.
El actual presidente de México es para mí el más ignorante de cuantos han gobernado este país durante los últimos sesenta años, no sé si la historia tenga registrado alguno más ignorante antes de López Mateos, pero de ahí para acá éste les gana. En cuanto a lo corrupto creo que lo iguala José López Portillo, y en cuanto a la traición Vicente Fox también traicionó a quienes votaron por Él esperando un cambio, no hubo tal.
Ignorante, mentiroso, corrupto y traidor. Y así votaron por AMLO 30 millones de mexicanos. Que estaban hartos de la corrupción y las raterías de los priistas y panistas, se entiende; que no se podía saber que el actual sería peor, no es exacto, se les advirtió y todos se enteraron cuando perdió la elección en el 2006 y se autoproclamó presidente legítimo, que fue una payasada su toma de protesta como tal, se puso la banda presidencial y nombró un gabinete de su “gobierno legítimo”. Todos sabían que estaba loco. Sin contar el perjuicio que les causó a millones de defeños con su toma del Paseo de la Reforma. Y así, sabiendo, conociéndolo, votaron por Él.
Pero bueno, eso quedó atrás. Podemos entender que muchos (por ignorancia también) se hayan dejado engañar. Pero que ahora, veinte meses después de haber asumido el cargo, con todo el daño que le ha causado al país, aun haya quienes lo apoyen y lo defiendan, eso sí es incomprensible. Por lo menos para mí. No domina ni su propio idioma, dice “salut” en lugar de salud, por ejemplo, menos entiende ni habla el inglés que es el idioma universal (hasta ahora), por eso no va al extranjero. A Estados Unidos fue porque lo mandó llamar Donald Trump para ganarse, espera Él, el voto de los mexicanos que viven allá. A ver cómo le va con Joe Biden en la Presidencia…
Aquí lo que deberíamos hacer es ir escogiendo ya a candidatos ciudadanos, para que sean postulados por una alianza PAN-PRI-PRD-MC (que creo que finalmente se dará), para quitarle al partido Morena de López Obrador la Mayoría en la Cámara de Diputados el próximo año. Sin una mayoría de su parte podremos evitar que acabe de destruir al país.
Es curioso como a la mayoría de quienes aún apoyan y defienden a López Obrador, el único argumento que les queda es la corrupción de los gobiernos anteriores y la esperanza de que este presidente la combatirá. No ven que se buscó por todo el mundo al ex director de Pemex para llevarlo a un hospital y de ahí a su casa, creen que con su ayuda van a encerrar a Luis Videgaray y a Peña Nieto. Yo como Santo Tomás, hasta no ver no creer.
Pobres creyentes y fanáticos de la Cuarta Transformación. “La 4T como tal, como un conjunto claro y acabado de objetivos, no existe. No existe, por el contrario, este gobierno está lleno de contradicciones”, así Lo dijo el secretario del Medio Ambiente de AMLO, Víctor Manuel Toledo, en un audio que circuló en las Redes Sociales, en el que dicho funcionario (al que aún no lo corren) denunció además a diversos miembros del gabinete presidencial, de privilegiar los intereses comerciales de la industria, sobre las prioridades ecológicas y ambientales, y mencionó directamente a Víctor Villalobos, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural; Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación; Rocío Nahle, de la Secretaría de Energía; y Alfonso Romo, jefe de la Oficina de Presidencia.
Yo por mi parte dejaré de denunciar las mentiras, el engaño y la corrupción de Andrés Manuel López Obrador, el día que sus hijos de apellidos López Beltrán, trabajen honradamente y vivan de su salario; el día que dejen de hacer negocio Bartlett con el carbón y Nahle con Pemex, el día que el propio AMLO se deslinde del Cártel del Pacífico y de cualquier otra banda del narcotráfico que lo ha mantenido durante los últimos veinte años. Mientras eso no suceda, para mí: Un voto por morena es un Voto contra México.
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