Por Diego Armando Loza Hernández
El coronavirus impactó a millones de empresarios alrededor del mundo, pero también trajo oportunidades de reinvención. ¿Llegó la hora de los emprendedores? No lo sabemos, pero si somos conscientes de la pasión del alteño por abrir las puertas de sus negocios y ¿por qué no otras marcas?, pero que exista un flujo de la economía.
En distintas intervenciones en los medios de comunicación he expresado el dolor, el sentir de los comerciantes, que nos obliguen a cerrar a ciertas horas e incluso sábado y domingo.
Es inaudito que las decisiones drásticas de nuestras autoridades gubernamentales jamás fueron consultadas con la ciudadanía. Comprendo que hay decisiones que no se someten a un proceso de democracia, pero por lo menos tener un plan emergente, lo interesante del asunto es que publican un plan y en días lo cambian, no han llegado a los establecimientos con una circular firmada por las autoridades, todo se ha manejado por medio de las redes sociales y la gente se asusta, me pregunto ¿Nuestro Gobierno sabrá las repercusiones de alarmar sin fundamento? Lo peor de todo es que llegan a los establecimientos con una prepotencia, característica peculiar de cierto departamento.
Ocurrencias temporales han surgido muchas y lo digo con toda claridad en nombre de todos los comerciantes, nuestras ventas disminuyeron un gran porcentaje y estamos viendo la manera todos los días de sobrevivir, ya no es una carrera para observar quien llega primero, ¡No Señores! Esto se trata de resistencia, perseverar, las rentas, la luz, el agua, los proveedores siguen cobrando para que el negocio tenga la llama encendida, la actividad más noble que es la de trabajar tenemos que hacerlo a escondidas, la verdad duele sacrificar números para conservar a tu personal que tiene familia.
La mayoría de los comerciantes o empresarios de distintos sectores nos hemos enfocado en estos tiempos en invertir en nuestro capital humano, si nos cierran las puertas entonces nos preparamos, nos capacitamos para ofrecerle a nuestros clientes un mejor servicio.
Es común ver gente que ocupa sus cocheras para vender diversos productos, pero principalmente comida preparada, botanas, frutas, verduras y hasta productos del mar, todo para sobrevivir. Las redes sociales están inundadas de publicaciones ofreciendo sus productos, y no está mal, al contrario, uno busca vender, porque en la región de Los Altos no pertenecemos a ese nicho paternalista que espera que el gobierno les dé todo bajo programas asistencialistas.
El emprendimiento no es fácil, y típicamente lo primero que se nos viene a la mente es la comida, ya sea en forma de comercio o por medio de un valor agregado como los alimentos preparados. Y dado que es el negocio habitual que el emprendedor lanza, se presenta una saturación en los mercados locales con ofertas parecidas.
Es importante ahorrar y reinvertir, para que el negocio crezca, la famosa caja chica que teníamos o el guardadito está desapareciendo, y mi aportación en este periódico no es con actitud fatalista, sino que la propuesta es que nuestras autoridades sean empáticas con su ciudadanía, mira ya nos dimos cuenta que no hay fecha final para esta pandemia, trabajemos con todas las medidas necesarias, pero ojo, déjenos trabajar, no se vale que nos inspeccionen con una soberbia increíble, tampoco estoy proponiendo que bajemos la guardia, ya lo hicimos una vez y si desobedecimos hubo muchos contagios y muertes, ya aprendimos. Ahora la gran lección de esta elección del botón de emergencia es resistir, amigos comerciantes ¡Sí se puede! Vamos a salir juntos adelante, ya llegará el día donde podamos celebrar que a pesar de las adversidades juntos salimos adelante.
Amigos comerciantes seamos solidarios, la justicia debe prevalecer, pero tampoco señalen sin fundamento, nuestro lema como ciudad es que nuestro tesoro está en su gente, entonces hagámoslo realidad.
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